Para saber lo que vale nuestra vida,
no está de más arriesgarla de vez en cuando.
Jean Paul Sartre
ARTURO SUÁREZ RAMÍREZ/ @arturosuarez
Una de las peores actividades que se ha inventado del hombre a lo largo de su historia, indudablemente es la guerra. En ella se muestra lo más bajo de la humanidad, de alguna manera, parecería que la guerra es inherente a la raza humana, inspiradora para poetas, cantores, para los avances científicos tecnológicos y hay vestigios de ella en todas las culturas a lo largo y ancho de los cinco continentes.
Pero con XXI siglos a cuestas, dos guerras mundiales y varias crisis nucleares que bien pudieron destruir a la humanidad, ahí sigue presente. Para muestra, ahí está el conflicto entre Rusia y Ucrania, nada más en las últimas horas se vive tensión por el ataque con drones ordenados a instalaciones aéreas por Volodímir Zelensky, el saldo la destrucción de más de 40 aviones. Se espera próximamente una respuesta contundente por parte de Vladimir Putin y el ejército ruso.
Los artefactos bélicos se han ido sofisticando, desde las catapultas con piedras, las espadas y escudos, la pólvora de los chinos, los arcabuces, las pistolas automáticas hasta llegar a las armas de destrucción masiva, la industrialización hizo su trabajo y también las políticas expansionistas. La bomba atómica fue inventada en 1942 por Robert Oppenheimer y luego cayó en Hiroshima y Nagasaki provocando el peor daño conocido hasta entonces.
Uno de esos artilugios que se usaron, incluso antes de la primera guerra mundial, fueron las minas terrestres, artefactos explosivos enterrados sobre la tierra, cuando son tocadas se activan dejando mucha destrucción, en las guerras mundiales se usaron para defenderse de los tanques y otros vehículos. Al terminar las refriegas, en muchos casos fueron olvidadas y no se desactivaon lo que provocó muchas muertes más, incluso años después.
En México se libra una cruenta batalla entre cárteles de las drogas por territorios y también entre cárteles y las fuerzas armadas. La guerra contra el crimen la inició Felipe Calderón en 2007 por buscar legitimidad para la elección tan apretada en la que fue electo. Con los dos gobiernos de la 4T, es decir el de López Obrador y el de Claudia Sheinbaum se suponía que el país se iba a pacificar, pero no sucedió.
La semana pasada una patrulla de soldados tuvo la desgracia de que su vehículo activara una mina, el saldo seis muertos, así como en las guerras. En México se tiene un estimado de que han fallecido 16 personas por esos motivos, los estados en los que se reportan ese tipo de artefactos son Michoacán y Tamaulipas, en territorios narcos.
Según estimaciones de la ONU del 2023, al menos 5 mil 757 personas murieron por la explosión de minas terrestres o algún resto explosivo. Los cinco países con más víctimas son Myanmar, Siria, Afganistán, Ucrania y Yemen. Entre las víctimas se encuentran civiles y los niños más dolorosos. En un escenario dantesco, los que no son deshechos por la explosión y sobreviven, lo hacen con amputaciones y daños irreversibles.
Ahí está un tema para la reflexión, para que los gobiernos, principalmente el de México, pongan atención a un problema creciente. Lo mismo debe hacer el resto del mundo, en pleno año 2025 tenemos 52 puntos de conflicto, mucha violencia y millas de historias de víctimas que son personas… pero mejor ahí la dejamos.
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Hasta la próxima.