PALABRAS MÁS/ ¿Fantasma o estrategia?

La poesía es la revelación de los secretos

profundos del corazón humano.

Alexander Pushkin

ARTURO SUÁREZ RAMÍREZ/ @arturosuarez

El villano favorito de la Cuarta Transformación sin duda alguna es Felipe Calderón Hinojosa, el segundo presidente del PAN y creador de la guerra contra el narcotráfico. López Obrador nunca le perdonó que le ganara la elección del 2006 y se la cobró con aquello del fraude que no pudieron demostrar, pero lo estigmatizaron como “espurio”, claro que el michoacano cometió grandes errores y no se entiende que no estuviera enterado de la corrupción de Genaro García Luna y de otros como el finado Juan Camilo Mouriño.

Luego, con Peña Nieto hubo una tracción relativamente suave, de nuevo le ganaron la partida al Pejelagarto en el 2012 y argumentó compra de votos mediante las tarjetas Monex. La historia del “peñato” ya la sabemos, corrupción, escándalos, más corrupción y se le terminó la fiesta con la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, ya no tuvo margen de maniobra para sus Reformas Estructurales de Estado. Lo inminente sucedió, por fin le entregaron el poder a Andrés Manuel López Obrador.

Lo anterior, para contextualizar que de la memoria colectiva López y su equipo de comunicación quisieron borrar el sexenio del licenciado Peña, como lo refería el tabasqueño. Sí se hablaba de la corrupción, pero siempre desde lo impersonal para no incomodar al del Estado de México. De los que estuvieron acusados y pisaron la cárcel todos absueltos, tarde o temprano, pero recuperaron la libertad y también los recursos.

Hay queda para el recuerdo aquel supuesto pacto de impunidad entre López y Peña que pareció quitarle del camino a Ricardo Anaya. Cuando ya eran gobierno, no los tocaron durante el primer sexenio de la 4T, aunque el discurso y las investigaciones se acercaban, nunca fueron por él. Con cada acción se hacía inminente aquella amnistía con el que fue el gobierno más corrupto, incluso se montó aquella consulta para que el pueblo eligiera si se enjuiciaba a ex presidentes, pero en Palacio Nacional ya habían dicho que no y así fue.

Hoy queda de manifiesto que la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México por supuesta corrupción, moches y más, nadie pagó, no se le comprobó a ningún empresario, eso sí, aquello costó el derroche de 331 mil millones de pesos en una obra de primer mundo que nada tiene que ver con el Felipe Ángeles que quieren hacerlo a toda costa rentable, pero todavía está lejos de serlo. Esta misma semana la presidente Claudia Sheinbaum aceptó que el tren Buenavista AIFA tiene retrasos y la inauguración prevista para este mes tardará, por lo menos, otros cuatro meses.

Esa es una de las claves de la reaparición de Enrique Peña Nieto, un documental que muestra lo que sucedió con aquella construcción en Texcoco y la transparencia, según dijo, con la que se conducía la obra. La otra clave, su defensa de haber recibido 25 millones de dólares por empresarios israelíes para la compra de Pegasus, un software usado para inteligencia y el espionaje. Esas dos entrevistas han encendido los ánimos de los seguidores de la 4T y obviamente de los opositores que en redes se están dando con todo.

La aparición de un personaje del pasado como Peña Nieto les viene bien para aplicar “la caja china” y desviar la atención, más cuando Claudia Sheinbaum tiene diferentes frentes abiertos en casa y en Estados Unidos, entre ellos las sospechas contra Alfonso Romo y su empresa, el canto en un juicio de los Guzmán y Zambada que trae muy nerviosos a varios.

Por ahora la maquinaria de la propaganda está echada a andar, y aquello de una investigación sería que lleve a ese fantasma del pasado ante la justicia se pone en duda por aquel pacto de impunidad que será difícil romper, se conocen y se saben sus pecados. ¿Cómo se parecen verdad?… pero mejor ahí la dejamos.

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Hasta la próxima.

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