«Dicen que los pensamientos de los sueños
van derechos al cielo.
Ojalá que los míos alcancen esa altura».
Juan Rulfo
ARTURO SUAREZ RAMÍREZ/ @arturosuarez
Nadie puede decirse sorprendido por las guerras sucias que se libran en las redes sociales. Esas redes que nacieron “libres” y que cambiaron las formas de los medios de comunicación tan potentes que han desplazado a los medios electrónicos del siglo pasado. Su valor es invaluable por aquello de la viralidad y la inmediatez.
Se puede afirmar que un actor político o social no existe si no aparece en redes sociales, cuántos seguidores, cuántos likes se tienen, cuántos corazones o pulgares levantados. En esos medios se crean y se destruyen personas, se acaba con reputaciones o se fortalecen efímeramente, pero todos le entramos o le entramos al juego.
Ahí en ese espacio cibernético que no conoce de ética o ni de moral se libran batallas cotidianas con bots y clones, de nuevo que crean y destruyen personajes, ahí también existen las transacciones, se compran campañas, se venden seguidores y se pauta, no deja de ser un gran negocio, se estima que X vale 44 mil millones de dólares, que Facebook 1.32 billones de dólares, que Tik Tok 100 mil millones de dólares.
Ese espacio que existe únicamente en lo alternativo, ha hecho posicionamiento de personajes como Donald Trump y de este lado a López Obrador. Se espera que en lo sucesivo las campañas políticas se liberen en redes sociales, menos calle y plaza pública para más mensajes en formato de vídeo.
Los que han entendido para donde va la vorágine de la tecnología, le han entrado a la producción de campañas de todo tipo que se pagan muy bien, incluso de desprestigio que se pagan todavía mejor. Ahí están las denuncias y los testimonios que ha presentado la periodista Carmen Aristegui dónde estarían involucrados altos funcionarios de televisa, un ex ministro de la SCJN, que, igual que el Pejelagarto se sintió superior moral, pero eso no va con su actuar y menos la austeridad republicana con su estilo de vida.
Televisa Leaks exponen la existencia de “El Palomar”, un grupo clandestino dentro de la televisora más grande del mundo en habla hispana, dedicado a fabricar noticias falsas y campañas de desprestigio contra rivales políticos y empresariales.
Insisto, ahí en el ciberespacio donde se disuelven las fronteras de la ética y el mal actuar se generan campañas de odio, clasistas y racistas que se pagan muy bien, pero las redes inertes no entienden de ética o moral, pero los individuos sí, tanto que pagan millones por destruir carreras… pero mejor ahí la dejamos.
Entre Palabras
De nada sirve exhibir a Ernesto Zedillo en la mañanera, cuando lo pudieron castigar, les temblaron las piernas, no quisieron enjuiciarlos. Cualquier acción solo de palabra resulta estéril. ¡El Fobaproa lo sigue pagando! ¿Qué va a cambiar?
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Hasta la próxima.