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La más desarmada ternura,
así como el más sangriento de los poderes,
necesitan la confesión.
Michel Foucault
ARTURO SUÁREZ RAMÍREZ/ @arturosuarez
La tarde del pasado 23 de junio, Clara Brugada llegó a Palacio Nacional, la guardia de los reporteros la captaron y como siempre la cuestionaron sobre el motivo de su visita, apenas habían pasado unas horas del anuncio de que Claudia Sheinbaum dejaría la Jefatura de Gobierno para irse a buscar la candidatura presidencial. Al equipo de Clara se le ocurrió soltar la información de que se había reunido con López para recibir su apoyo en la búsqueda de la Jefatura de Gobierno, pero al final solo fue parte de la táctica para la percepción de que ya contaba con la bendición del dueño del partido. Brugada se reunió, pero con otros funcionarios, no con el Pejelagarto, ni tampoco se tocó el tema electoral.
Con la designación de Claudia Sheinbaum como candidata del oficialismo, quien a su vez busca la imposición de Omar García Harfuch, se han desatado las duras críticas contra Sheinbaum Pardo por parte de personajes como Clara Brugada, incluso se habla que la alcaldesa de Iztapalapa señala el apoyo que dio a Sheinbaum y el cual ahora no se ve para que Brugada llegue a la jefatura de gobierno, claro que intentan mantenerlas en secreto para no dar la idea de separación, pero es lo que ha venido sucediendo, varios se sienten traicionados, aunque saben que se trata de una decisión de su candidata que está respaldada por López Obrador y no les queda de otra.
Me dice alguien cercano a Brugada que luego del descalabro de la elección intermedia en que la “científica” perdió nueve alcaldías, quien de inmediato le dio su respaldo fue Brugada Molina, siempre era la primera en empujar las decisiones, intentaba atajar los ataques hacia la jefa de Gobierno, le metieron billetes y brigadas para pintar bardas en toda Iztapalapa a favor de Sheinbaum y hasta habían tenido charlas donde parecía tener el respaldo para buscar la jefatura de Gobierno, la esperanza se reavivó cuando Martí Batres quedó fuera de la jugada y se quedó como interino. Todo se vino abajo cuando se convirtió en candidata, cambió el discurso y con el bastón de mando en mano se olvidó de sus compromisos.
Pero así se juega la política, por lo menos la mexicana que está llena de traiciones y hasta sujeta a cambios de humor y si no que le pregunten a Rafael Acosta, quien en el 2000 era candidato del PT a la delegación Iztapalapa, pero como Clara Brugada estaba impedida, López Obrador en un mitin pidió que se votara por “Juanito”, para que luego fuera removido y Brugada se convirtiera en la delegada. Desde esa demarcación, López Obrador recibió apoyo para su “presidencia legítima” y hasta le pasaban la rasuradora al sueldo de funcionarios para patrocinar las giras de López, así que Clara Brugada es una vieja conocida que siente el agravio, pero sobre todo porque la imposición será por un policía de Genaro García Luna y no alguien del partido.
Así que la contienda se va calentando y la gente que apoya a Clara Brugada y su equipo tienen ya una fuerte campaña en toda la Ciudad de México, posters, carteles, volantes con la imagen de Brugada, grupos que te hablan de la trayectoria de la ex alcaldesa, firmas, de nuevo pinta de bardas y borrar las de los contrincantes, no se esconde que hay recursos y que se los están gastando en una ofensiva para arrebatarle territorio a Harfuch, que en las encuestas destaca con 43%, seguido de Brugada con 31%, pero sobre todo a Claudia Sheinbaum que corre el riesgo de perder la Ciudad que le dio todo a su patrón… pero mejor ahí la dejamos.
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Hasta la próxima.
