La vida no es de nadie, la recibimos en préstamo.
Lo único de verdad nuestro será la ausencia.
José Emilio Pacheco
ARTURO SUÁREZ RAMÍREZ/ @arturosuarez
Desde hace meses que se sabe que el presidente López Obrador no tiene agenda después de su conferencia mañanera, todo se le va en reuniones o actividades privadas y sus giras se reducen solo a los fines de semana, así ha sido la tónica de la 4T, eso sí se da sus escapadas a macanear.
Cuando el Pejelagarto llegó a Palacio Nacional era un personaje cercano a la gente, se daba el lujo de asomarse por los balcones y sorprender a quienes transitaban por las calles aledañas porque sin aviso e improvisadamente salía mientras se grababa un video para sus redes, esos tiempos se terminaron.
A López le pasó lo que, a Vicente Fox, a pesar de que cuenta con el respaldo y reconocimiento de un sector ya no se expone a las calles, lo hace en plazas públicas, pero con el entorno controlado para evitar que lo confronten como le sucedió a Felipe Calderón y a Peña Nieto.
El presidente López vive en una burbuja, insisto nadie le puede negar que conoce todos los municipios del país pues los recorrió por lo menos en tres campañas, sabe de los problemas en cada municipio, entiende y muy bien, que les duele a las comunidades, inseguridad, hambre, carencias por eso la responsabilidad moral es mayor porque se dice humanista y los mensajes que manda son de frivolidad, hasta rayan en la burla por la desgracia ajena.
Ya lo escuchamos lanzar una risa socarrona mientras dice “ahí están las masacres”, ha pedido qué a los malosos los acusen con sus padres o abuelitas, no quiso reunirse con víctimas de la violencia, ni con madres buscadoras, ni con los papás de niños con cáncer porque no quiere dar espectáculo para sus opositores. ¿Esas son las respuestas de un estadista? Obviamente no y menos de un presidente que dice gobernar para todos.
Este presidente es difícil de engañar, sigo pensando que es una persona muy inteligente y sabe de los problemas nacionales, pero prefiere voltear hacia otro lado para no ver el reguero de muertos por el crimen, lo peligroso que es el país para ejercer el periodismo, ahí se inscribe la muerte del periodista Luis Martín Sánchez en Nayarit, en el sexenio suman 37, no es diferente para los defensores de derechos, activistas, ambientalistas y una larga lista.
Levantados, amenazados y asesinados son los reportes que López debe recibir todas las mañanas, es un parte de guerra, pero ya no la de Felipe Calderón sino la de López Obrador, aquello de pacificar al país solo quedará en una promesa de campaña sin cumplir que se ha llevado la vida de 159 mil y contando… pero mejor ahí la dejamos.
Entre Palabras
¿También los pobladores de Guerrero son movidos por los conservadores presidente? O… ¿Se perdió otro territorio ante el narco?
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Hasta la próxima.