
No hay nada más poderoso
que una idea cuyo tiempo ha llegado
Thomas De Quincey
ARTURO SUÁREZ RAMÍREZ/ @arturosuarez
Hace años había una caricatura en la televisión donde las rivalidades naturales se hacían presentes. Un perro ovejero y el famoso coyote eran los protagonistas: el segundo hacía todo lo posible por robar una oveja para comerla, mientras el primero lo impedía. Todo continuaba hasta que se escuchaba un silbato que marcaba la hora del almuerzo. Entonces, coyote y perro compartían un sándwich para luego volver al “trabajo”. Al final de la jornada, el mismo silbato marcaba la salida; checaban tarjeta, se despedían cordialmente y se iban, para iniciar de nuevo al día siguiente.
Estimado lector, usted dirá: ¿qué tiene que ver eso con los temas que habitualmente se tocan en este espacio? Me explico: así se comportan varios de los morenos, como el coyote y el perro. Trabajan de pobres, se abanderan con las causas del pueblo y sus carencias, se placean, luego checan tarjeta y se van a vivir con la abundancia acumulada, porque así se los permite su movimiento. Han convertido en caricatura lo que a López le costó años construir.
No se trata de los bienes que puedan tener —siempre y cuando sean de procedencia lícita—, tampoco de dónde comen, qué marcas de ropa visten o si viajan en aviones en la mejor clase. Se trata de la hipocresía de pregonar falsedades, como aquello de la “austeridad republicana”, que solo fue marketing político de tres campañas, pero ahora es insostenible. Lo peor es que la presidenta ya les ha llamado la atención, pero no le hacen caso.
El verano desnudó a varios en sus viajes por Tokio, Lisboa y Madrid, así como en sus visitas a restaurantes y hoteles de lujo con cuentas que un ciudadano común, de esos que ellos llaman el “pueblo bueno”, jamás podría pagar. Ahí está el llamado de la presidenta de Morena, Luisa María Alcalde: “Aunque se tengan los recursos, por ejemplo, para ponerse ropa muy cara, no hay que hacerlo porque somos dirigentes de un movimiento que tiene que poner el ejemplo de la justa medianía”. También se puede interpretar de otro modo: si lo tienes, escóndelo; que no te vean; sean cuidadosos.
Han intentado bajarle la atención al tema, aunque sea secundario frente a lo que sucede en las cortes de Estados Unidos y los procesos contra capos. Sin embargo, no es menor, porque el costo político para varios es muy grande. Ahí están los diputados “dato protegido”, Adán Augusto, Ricardo Monreal, Pedro Aces y Fernández Noroña. Pero el que sale peor librado es el “junior del bienestar”, Andy López Beltrán, que evidentemente no anda con 200 pesos en la cartera.
Ya que hablamos de Noroña, vaya coraje que trae. Y es que le descubrieron una nueva propiedad de ni más ni menos que 12 millones de pesos en Tepoztlán, un Pueblo Mágico de Morelos, destino preferido de los fifís, aunque hay de todo. Ya sabemos cómo se pone: “es una calumnia”, “es la derecha”, “es un complot”, “es una acción armada por los opositores”… y de paso le gritonea a la prensa. Ahí saca su prepotencia de “socialista”: el mismo seguidor de Fidel Castro, el Che Guevara, Hugo Chávez y Nicolás Maduro, pero que viaja a Las Vegas, se hospeda en VIP, tiene camionetas Volvo y más.
Así le juegan al populismo. Así se visten de pobres y luego disfrutan lo que les deja su “trabajo”. De nuevo: no es lo que puedan comprar, si es lícito; es la hipocresía con la que se mueven los ricos de la izquierda. De aquel Noroña que enfrentaba a Genaro García Luna (y qué bueno), y que reprochaba los excesos, nada queda… pero mejor ahí la dejamos.
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Hasta la próxima.
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