PALABRAS MÁS/ Basura televisiva

La locura no se puede encontrar en estado salvaje.

La locura no existe sino en una sociedad,

ella no existe por fuera de las formas de la sensibilidad

que la aíslan y de las formas de repulsión que la excluyen o la capturan.

Michel Foucault

ARTURO SUÁREZ RAMÍREZ/ @arturosuarez

Uno pensaría que, con la llegada de las nuevas tecnologías, el Internet, los teléfonos inteligentes, las apps y la inteligencia artificial, los productores de televisión harían su trabajo con más calidad, entregando mejores productos a sus audiencias, pero no, por lo menos en México se producen programas basura como lo han hecho siempre.

En la década de los noventa se estrenó “El Gran Hermano”, un programa de televisión donde vivía un grupo de personas que eran vigilados por cámaras las 24 horas del día, una especie de zoológico con humanos donde se les podía observar comer, dormir, interactuar con los otros como si se observara animales.

La obra de Michel Foucault «Vigilar y Castigar», viene excelente para explicar a las instituciones de poder que ejercen control sobre los individuos a través de mecanismos de vigilancia, todos somos vigilados vía el GPS, redes sociales, nosotros nos hemos puesto el grillete de la tecnología.

Así, en la serie de televisión «Big Brother», creación del neerlandés John de Mol y ahora “La Casa de los Famosos” sirve como ejemplo contemporáneo y palpable de estos principios en acción. Ahí los participantes son sometidos a una vigilancia constante a través de múltiples cámaras que mira la producción y luego el público, un principio voyerista, es como mirar a través de una cerradura para ver hacia el otro lado con la protección del anonimato.

Este tipo programas se han convertido pode desgracia entre los más vistos por miles de personas, tan solo en México más de 6.5 mil millones de reproducciones de video en redes sociales en tan solo tres semanas de esta temporada, convirtiéndola en el programa con más video views en la historia de México. Esto es 30% más audiencia de la que tuvo La Casa de los Famosos México 2023 durante toda su transmisión.

Esos ojos de miles de espectadores son la omnipresencia que crea una atmósfera de control y autocensura, donde los inquilinos ajustan su comportamiento con la conciencia de saberse observados, pero al mismo tiempo observan y se cumple el principio de Foucault de “panóptico” el ojo vigilante, todos nos vigilamos y nos disciplinamos.

El programa explota las emociones y los deseos de los participantes para generar contenido y mantener a la audiencia entretenida o mejor dicho enajenada. Seguramente los contratos de los “famosos” que participan así lo dicen.

El «Big Brother» fue un experimento televisivo que puso de manifiesto los principios foucaultianos de vigilancia y control social, eso lo entendieron los ejecutivos y hombres del dinero y se replicó una y otra vez, solo cambia de nombre y de participantes. La serie revela cómo las tecnologías de vigilancia, la competencia y la manipulación emocional se combinan para producir una forma de poder sutil pero eficaz, que moldea las conductas y las subjetividades de los que participan y de las audiencias. Si se coloca un grupo de personas banales y huecas, es muy probable que los espectadores tengan empatía y lo peor que reproduzcan conductas y mensajes. Total cómo dijo un magnate de la televisión mexicana “hacer televisión para jodidos”…

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Hasta la próxima.

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