«La verdad es indivisible,
es decir, no puede reconocerse a sí misma;
quien quiera reconocerla, debe ser mentira.»
Franz Kafka
ARTURO SUÁREZ RAMÍREZ/ @arturosuarez
Estamos a cinco meses y días de que se termine el mandato de Andrés Manuel López Obrador, es buen momento para voltear hacia atrás y ver el tiradero y la intromisión del representante del Ejecutivo con los otros dos poderes y las entidades autónomas que se propusieron demoler porque no les gusta la vigilancia ni la rendición de cuentas, aunque todos los días se diga lo contrario desde la mañanera.
El plan estaba trazado desde un principio, una estrategia para debilitar e imponer a sus alfiles carentes, autómatas listos a recibir instrucciones. Uno de esos ejemplos es la titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, una fiel y porrista del tabasqueño, la impusieron en una controvertida votación en el Senado de la República con la complacencia del senador Monreal. Pero el trabajo de Rosario Piedra Ibarra ahí queda, silencio ante la forma de atacar la pandemia y el trato al personal de salud, la falta de medicamentos y las víctimas de tragedias. Las recomendaciones de la CNDH se palomean en Palacio Nacional.
Uno de los principales objetivos sin duda alguna era el INE, el árbitro que reconoció el triunfo de Felipe Calderón y luego de Peña Nieto, obviamente le dolieron las derrotas y nunca pudo demostrar fraude. Ahí se hizo todo para poner a un afín y sacar a empujones a Lorenzo Córdova, en ese proceso llegaron Bertha Alcalde Luján, Guadalupe Álvarez Rascón.
Luego vino el mandato de López para que Arturo Zaldívar ampliara su mandato en lo que llamaron una reforma para el poder Judicial, la presión social fue el factor para impedir esa violación, pero de que lo intentaron claro que sí y el ministro estaba de acuerdo. En una mañanera López aceptó que le llamaba para hacer peticiones en casos que lo ameritaba, Zaldívar se quiso zafar, pero ya era tarde.
También queda para la historia la búsqueda de imponer a la ministra acusada de plagio, Yasmín Esquivel, al final se impuso Norma Piña que se convirtió en un contra peso al no ceder ante el Pejelagarto. A la salida de Arturo Zaldívar ocupó su lugar Lenia Batres que cada sesión da muestra de su falta de conocimiento, pero como la nombró López es la “ministra del pueblo”.
Bueno no vamos ir muy lejos el caso claro de servilismo por parte del titular de la Fiscalía General de la República, quien por cierto utiliza la institución como método de venganza para rencillas familiares, Alejandro Gertz ha sido un vil servidor del presidente, aunque nieguen lo contrario es el fiscal carnal.
Ahí están las intromisiones de López, sus alfiles diseminados y listos para recibir órdenes. No extraña que Zaldívar se encuentre entre ellos y que colgara la toga para hacer política en favor de Claudia Sheinbaum. Por cierto, me dicen que parte del acuerdo con la científica sería que el exministro ocupara la titularidad de la Segob… pero mejor ahí la dejamos.
Entre Palabras
La corrupción no se terminó en el sexenio de los superiores morales solamente se transformó, ahí está el caso de Segalmex donde se robaron 17 mil millones de pesos. Hay que tener cuidado con el dinero de las Afores, no se puede confiar en políticos “buena ondita” que han fracasado.
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Hasta la próxima.