
La gente me pide que prediga el futuro,
cuando todo lo que quiero hacer
es prevenirlo. Mejor aún, construirlo
Ray Bradbury
ARTURO SUÁREZ RAMÍREZ/ @artusosuarez
Aquí se lo he dicho, los desastres naturales terminan por desnudar la corrupción, la incompetencia e improvisación de los gobiernos. Así le pasó a Miguel de la Madrid en 1985 con un terremoto inédito que lo dejó sin reacción. Algo parecido le ocurrió a Enrique Peña Nieto en 2017 con el sismo que se combinó con la desaprobación de su administración por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Y podríamos hacer escala en cada sexenio y en mayor, o menor medida, encontraríamos ejemplos de huracanes, deslaves, incendios, inundaciones y una larga lista. Dicen que contra el poder de la naturaleza no hay manera, pero la cosa empeora si no se construye infraestructura, si no se anticipa, se capacita y se INVIERTE, pero eso cuesta trabajo cuando las obras no dan votos.
En tiempos de la 4T y en particular de los caprichos de un solo hombre, del Pejelagarto, tenemos al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México que ya no da para más. Prometieron que sacarían de circulación sus dos terminales con la construcción del AIFA, pero estamos muy lejos, si no es que casi imposible de que eso suceda, más cuando la terminal ubicada en el Estado de México no cuenta con la infraestructura que debería tener. Ahí queda el montaje de López y sus funcionarios sentados en un vagón de tren que inaugurarían en el 2023 y no pasó nada, dicen en Palacio Nacional que será este año, pero no tienen fecha precisa.
El asunto es que las fuertes lluvias que se han tenido en los últimos días, han puesto en entredicho la inversión en el AICM. O para decirlo de otra manera el abandono de sus instalaciones, la terminal uno más que la dos, pero a la hora de enfrentar una lluvia las dos fallaron y se vieron afectados alrededor de 20 mil pasajeros. La terminal aérea más importante del país se ve frágil, se inunda igual que sus pistas y esa es la primera ventana para el turismo, nacional e internacional, sobre todo un año antes de que se realice el mundial de fútbol. ¡Y tanto que presume la jefa de gobierno!
El partido inaugural será en el Estadio Azteca, perdón Banorte, y será en verano, en época de lluvia y aunque la capital tendrá apenas unos partidos, se espera que nos visite turismo que no lo es futbolero, ya los quiero ver subiéndose al Metro en la línea azul, la que va del Toreo a Taxqueña y que los tengan que desalojar como pasa en estas épocas de lluvia. O el Tren Ligero que ya remodelan y que se construyó para la competencia de México 86.
El AICM trabaja recortado desde enero del 2024 con 43 operaciones por hora y no las 52 que se tenían. Aunque ya sabemos que han nombrado al AIFA para que sea ahí donde lleguen las selecciones y van a hacer todo lo posible para que los aficionados y turistas también lo hagan. Se imagina lo que sería el aeropuerto de Texcoco en 2026 en su máxima expresión. Pero ya no es tema aquello de la corrupción porque nadie pagó por los supuestos contratos que se habían otorgado de forma irregular.
Tampoco es argumento aquello de las inundaciones en la zona de Texcoco porque la tecnología y la ingeniería da para eso y más. Aquello del santuario ecológico que se haría en aquellos terrenos, tampoco tiene para cuando estar listo. Mientras tanto los trabajadores del AICM tienen que correr para poner baldes en las goteras, trapear o de plano sucumbir al colapso y no será el último… pero mejor ahí la dejamos.
Entre Palabras
Por cierto, ya que hablamos de la zona de Texcoco, hay invasiones y construcciones irregulares en lo que sería el aeropuerto que se iba a construir en tiempo de Fox. ¿Quién los permite?
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Hasta la próxima.
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