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SARA LOVERA* (SemMéxico, Ciudad de México). Dos zagas históricas nos acompañaron en el siglo XX. Una fue la lucha por el voto de las mexicanas que inició formalmente en 1911, cuando un grupo de feministas de la Ciudad de México firmó y envió una carta al presidente provisional Francisco León de la Barra, donde reclamaban ese derecho. Fue hasta 1953 cuando se consiguió, y hasta 2014 en que, tras numerosas acciones, se decretó la paridad.
La otra zaga es la de la democracia moderna, arrancando al gobierno desde sus entrañas ese derecho prepotente en que decidía cada tramo de los procesos electorales. Una ciudadanía organizada extirpó ese poder absoluto. Inició hace 34 años con la renuncia al Partido Revolucionario Institucional (PRI) de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Se hizo con una serie de consultas y diálogo y se creó un órgano ciudadano autónomo, conocido hoy como Instituto Nacional Electoral (INE).
Nada fue sencillo. Fueron los sectores progresistas y plurales los que lo lograron. Las mujeres, igual: organizadas una y otra vez, plurales, desde 1935 con el Frente Pro Derechos de la Mujer, hasta el grupo Plural que impulsó las cuotas de participación, luego la paridad.
Lamentablemente, esas dos zagas, que en algunos casos cobraron la vida de cientos de hombres y mujeres, están -como no habíamos imaginado- en descenso.
Será en febrero cuando se decida la reforma a la ley electoral que afectará la estructura del INE y de los Organismos Públicos Electorales (OPLES). Se eliminarán las actividades permanentes de capacitación a los y las promotoras del voto y está en vilo la definición de cuatro nuevos consejeros. Según se dijo en el Senado de la República, se viola la Constitución en 21 rubros.
Ahora está en juego la legalidad de las elecciones. Tenemos que preguntarnos qué sucederá en el Estado de México y en Coahuila. ¿Podremos las mujeres avanzar en paridad? ¿Quién o cómo acompañará los eventos de violencia política en razón de género? ¿Qué pasará con los lineamientos emitidos por el INE para garantizar la paridad?
El presidente Andrés Manuel López Obrador tomó decisiones -como enviar al Congreso las reformas- está vez sin diálogo con las y los actores políticos, sin explicar por qué quiere concentrar los procesos electorales, disminuir los derechos electorales de la mitad de la población. ¿Por qué y cómo?
A cuatro años del gobierno, no hay una línea clara ni logros trascendentes. Hay retrocesos visibles que hacen del movimiento feminista un enemigo de Morena, en la etapa de una gran movilización de las jóvenes feministas que no callan y exigen justicia para las desaparecidas y asesinadas, renovando el lenguaje contra el patriarcalismo. ¿Es contra ellas?
El golpe, todavía pendiente, al INE, tendrá repercusiones graves para la población. Pero las que más perderán son las mujeres, sin duda. Quitar la potestad al INE para dar lineamientos a los partidos políticos, cuyas dirigencias han intentado una y otra vez evitar la representación justa para las mujeres, es tanto como reanimarlos a mantener, solo entre hombres, un poder que durante más de 110 años hemos enfrentado, con pequeños avances. Ahora nos vamos a quedar sin herramientas para continuar. Yo espero que los patriarcas nos encuentren llenas de fuerza y coraje para no dejarnos. Es la democracia una vía para ejercer nuestro derecho a la ciudanía, siempre en litigio y siempre afectada. Habrá que continuar y sobrevivir. Veremos…
*Periodista, directora del portal informativo SemMéxico.mx
