SARA LOVERA*
SemMéxico, Ciudad de México. La Organización Editorial Mexicana (OEM) y sus 46 casas editoriales dieron un paso adelante. Sin ambages, se sumaron a la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres sin la cual no podríamos transitar a la democracia y a la justicia social.
Desde que la OEM creó el Consejo Editorial de Género, se ubicó a la vanguardia, inició la capacitación de todo su personal; abrió espacios de información y análisis; ensayó una nueva mirada y un nuevo lenguaje; respondió a la demanda histórica del movimiento feminista, siempre pospuesta, siempre ausente.
Y nombrar actualmente a una editora de género es una decisión de política editorial única en México, un compromiso efectivo con sus lectores y lectoras.
Desde la presidencia empresarial de la OEM, hasta todas las áreas de producción, sonido e imagen, se abandonan las acciones marginales, para contribuir al cambio de conciencia y conocimiento entre las mexicanas y los mexicanos, tan urgente en un país contradictorio y machista, que lastima la vida cotidiana y la vida misma por la discriminación y la opresión de las mujeres.
La OEM sabe muy bien que el movimiento feminista es un actor político, decisivo para emprender una gobernanza de democracia genérica, donde los medios de comunicación pueden sostener y proyectar los cambios finos, los que suceden en la vida diaria, en la política y en las relaciones humanas.
La Organización asumió la tarea de contar lo que sucede con ellas, con nosotras, relatar el inadmisible ocultamiento de nuestra condición social. Lo hará con responsabilidad, escudriñará la conducta y el hacer de quienes desde el poder están obligados a garantizar la igualdad desde la diferencia, apegándose a la ley y a la Constitución.
Con esta visión, se rompe con el pacto patriarcal. En la OEM, las mujeres dejaremos de ser adicionales, para convertirnos en noticia, ya que informar es poner en común ideas, propuestas, hechos y conocimiento. Durante años, las mujeres hemos picado piedra, sin resultados palpables.
Tras 50 años de horadar para este cambio en los medios de comunicación, sostenido en el trabajo y conocimiento de compañeras periodistas feministas, afirmo que la sensibilidad de Paquita Ramos, de Francisco Torres y de Martha Ramos, asumieron una decisión institucional que es mucho más que la buena voluntad, haciendo de la mirada feminista una guía transversal en su trabajo de comunicación.
Cierto, es resultado acumulado de acciones y luchas previas; es como la llegada a un buen puerto, semejante entre las mujeres a la paridad, que además coincide con la llegada de una presidenta de la República. Nos disponemos a difundir este tiempo de mujeres, comparable al nacimiento de las asambleas de mujeres en la República Francesa hace 300 años.
Nos aprestamos a difundir cómo funciona la ley, la declaración de igualdad y la lucha social contra el patriarcado, mostraremos cómo se produce la violencia y la discriminación. La decisión de la OEM se ubica además como ejemplo para todas y todos los editores industriales de este país.
Creí que la demanda de incluirnos en los medios de comunicación me la iba a llevar a la tumba y que éstos, como aún sucede, no querían enterarse del cambio. Sabemos que no callarán a las mujeres, ellas son vanguardia de las grandes transformaciones y expondrán cómo funciona el sistema que las oprime y desprecia.
Lo hicimos antes del pasado 2 de junio, estábamos en ese camino; las feministas crearon conocimiento, medios propios, explicaciones invisibles en los medios. Hoy vamos a las grandes audiencias, a todos los hombres y mujeres aún resistentes a entender que somos iguales y humanas. Veremos.
Periodista. Editora de Género en la OEM, directora del portal informativo http://www//semmexico.mx