SARA LOVERA* (SemMéxico, Ciudad de México). Todo asunto de la república y de la nación importa a las mujeres, la mayoría poblacional. Todas las acciones, modificaciones de ley o políticas públicas, sabemos, tienen efectos diferenciados para mujeres y hombres; lo que se presenta como un “avance”, puede significar para ellas un retroceso, sumado a nuevos obstáculos para el camino a la igualdad.
El reiterado mensaje patriarcal de la 4T, al pretender resolver la opresión de las mujeres con el castigo —aunque sean con frecuencia puras palabras—, hace de las reformas fast track y desaseadas del fin de semana, ejecutadas por el Senado, un albazo, un golpe sorpresivo para sacar ventaja.
Así, los senadores oficialistas avalaron la decisión presidencial de mantener en la parálisis al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, el mecanismo para que los gobiernos rindan cuentas y para saber, por ejemplo, cuánto han disminuido recursos y política contra la violencia de género.
Lo sucedido es atroz. Se militariza el Tren Maya, como amenaza a quienes desde sus comunidades protestan. En Oaxaca, el día 28 de abril, un numeroso grupo de elementos de la Guardia Nacional, de la policía estatal y de la Secretaría de Marina irrumpieron en el campamento Tierra y Libertad, donde hombres y mujeres mixes, afectados por las obras del ferrocarril, tenían un plantón en protesta por la construcción de las vías del ferrocarril del Istmo de Tehuantepec.
La información verificada dice que se llevaron detenidas a María Magdalena Martínez Isabel, a Esperanza Martínez Isabel, a Elizabeth Martínez Isabel a Adela Severo Teodoro —quien fue golpeada— y a Eliodoro Martínez Isabel, liberadas 24 horas después; el campamento fue destruido y robadas sus pertenencias.
Las reformas aprobadas van a permitir la entrada de militares a la política turística, donde el 57 por ciento de quienes se benefician de esta industria son mujeres, y que se verán afectas en empleo y seguridad. La desaparición de la Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero deja en vilo los microcréditos para las mujeres, un fondo para comunidades de alta y muy alta marginación que en 2021 presumía el Instituto Nacional de las Mujeres.
La transformación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) pone en riesgo no solo la libertad para investigar y crear conocimiento, sino que atropella avances en las becas para las mujeres embarazadas y discapacitadas y deja en manos centralizadas el futuro de la ciencia y la investigación.
Las modificaciones a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal para reconcentrar las compras públicas en la Secretaría de la Función Pública afectarán a las mujeres con cánceres femeninos, sin abastecimiento de medicamentos. ¿Cómo fue que decidieron que el IMSS se convierta en responsable de todo el sistema de salud, cuando cualquier ciudadana sabe de la espera, de meses, para sus cirugías y tratamientos?
Los ejemplos de estos cambios al vapor son inenarrables y representan un golpe más a la democracia y a la política de género. A cambio, se habla del avance de la llamada “Ley 3de3”, contra el machismo y con prohibiciones en la tendencia punitiva. Si hay avance, este se ha oscurecido.
Otro engaño es ese del fortalecimiento a los Centros de Justicia para las Mujeres, porque a cambio, desapareció el Programa de Apoyo a las Instancias de Mujeres en las Entidades Federativas, el único que previno con éxito con recursos federales la violencia contra las mujeres. Ahora todo dependerá de recursos estatales y municipales que no tienen, no quieren y no lo hacen, como puede documentarse. O sea, al albazo se suma la mentira y la demagogia. No hay duda. Al tiempo. Veremos…
*Periodista, directora el portal informativo https://www.semmexico.mx