
MARTÍN DE J. TAKAGUI
El cuento de un desacuerdo en quién debe presidir para este mes de septiembre la mesa directiva de la Cámara de Diputados no tiene más que un fin: que no sea un panista quien reciba el primer informe de gobierno de Claudia Sheinbaum y que sea ese diputado del blanquiazul, el encargado de dar la posición del Congreso de la Unión ante ese acto republicano, en el que la secretaria de gobernación Rosa Icela Rodríguez tendría que haber entregado, personalmente el documento en el Palacio San Lázaro.
Por ley en el segundo año del ejercicio legislativo, es la primera minoría, (en este caso el PAN), quien debe designar al diputado que será presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, que funge, por un año como presidente del Congreso de la Unión, que en otros tiempos daba respuesta al informe presidencial, pero que ahora, por atribución constitucional fija un posicionamiento a nombre de todo el poder legislativo.
Es obvio que la presidenta morenista no iba a permitir que la secretaria de gobernación rindiera su primer informe de gobierno ante un diputado o diputada panista, menos aún si se tratara de Margarita Zavala, quien es esposa del ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, de quien desde hace casi dos décadas se le ha acusado de ser el “presidente espurio” que le robó el triunfo en la elección presidencial a Andrés López Obrador en los comicios de 2006.
Es tan simple entender de qué se trata, es un asunto de egos y de protagonismos políticos, que no tendrá mayores consecuencias y antes del próximo viernes habrá sido solucionado, porque la propia ley prevé esa falta de acuerdos para el nombramiento de quien será presidente de la mesa directiva una vez que inicie un nuevo año de ejercicio de cada legislatura.
La ley orgánica dice que si el día 1 de septiembre no hubo acuerdo y el respaldo de dos terceras partes de votos del pleno de los diputados, deberá permaneces el mismo presidente que ejerció ese cargo durante el primer año de la legislatura, que en este caso es el morenista Sergio Gutiérrez Luna, esposo de la diputada conocida como “Dato Protegido”.
Y el texto legal, señala que los diputados tienen hasta el día cinco de septiembre para ponerse de acuerdo en el nombramiento de quien presidirá la mesa directiva de la Cámara de Diputados para el segundo año de la actual legislatura.
Los diputados panistas pusieron sobre la mesa para la elección de tal puesto, cuatro nombres en orden de preferencia: Kenia López Rabadán, Margarita Zavala, Germán Martínez y Federico Döring, de los que, hasta el lunes 1 de septiembre por la mañana no se había tomado una decisión por parte de la bancada de Morena que coordina el zacatecano, Ricardo Monreal Ávila.
Durante la plenaria de diputados de Morena del pasado domingo, por la tarde, Monreal recibió dos llamadas de la presidenta Claudia Sheinbaum, a quien le reportó las propuestas del PAN para presidir la mesa directiva y ella le dijo que el grupo parlamentario no se pronunciara aun, por ninguno de los cuatro nombres y así se quedaron las cosas. No hay acuerdo.
Los perfiles panistas propuestos por el blanquiazul tienen trayectoria política y legislativa, perfectamente cumplen con los requisitos para presidir la mesa directiva, pero en donde no cumplen es en la simpatía política.
Finalmente Sergio Gutiérrez Luna se mantuvo como presidente de la mesa directiva y del Congreso de la Unión, encabezó la primera sesión del Segundo Año de Ejercicio de la LXVI Legislatura y estuvo al frente de todas las posiciones políticas de cada una de las fuerzas políticas representadas en el Congreso de la Unión.
Fue un asunto de maña política y no de desacuerdo.
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