>> Los mexicanos sienten que sólo se acercan cuando necesitan sus votos refiere la senadora Ana Lilia Rivera
Ciudad de México, 15 de noviembre (entresemana.mx). Ayer, la presidenta de la Mesa Directiva del Senado de la República, Ana Lilia Rivera Rivera, hizo una severa autocrítica respecto del trabajo de este órgano colegiado del Congreso de la Unión.
Puntualizó que los mexicanos no confían en el trabajo que desempeña el Senado, toda vez que, pese al impulso de los primeros seis años por el proceso de transformación en México, su negativa percepción no se ha modificado en el último trienio.
Y es que, citó, los mexicanos sienten que sólo se acercan cuando necesitan sus votos y que una vez que llegan a los espacios de representación “no regresamos con ellos”.
La senadora presidenta inauguró, ayer en la sede senatorial, el Segundo Congreso Internacional en Evaluación del Impacto Legislativo, foro en el que puntualizó que la inconformidad ciudadana la comprueba una encuesta levantada este año por el Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República, en la que se revela que 54 por ciento de la población no confía en las senadoras y los senadores.
En términos de aprobación, 47 por ciento aprueba mucho o poco la forma en la que realizan su trabajo, mientras que 41 por ciento lo desaprueba mucho o poco. Es decir, las y los mexicanos siguen valorando el propósito del Senado, pero en la práctica no se aprueba su funcionamiento, expuso la legisladora tlaxcalteca.
Y sostuvo que, consecuencia de ello, es que la ciudadanía demande que las y los legisladores realicen mejor su trabajo, sean más honestos y se acerquen más a ellos para cambiar la percepción negativa que tienen.
Frente a este escenario poco halagüeño para este órgano colegiado del Congreso de la Unión, Rivera comentó que dicho panorama se debe a una gran desinformación de la ciudadanía en general, de la división de poderes.
“Si el legislador no hace obras, no está haciendo nada”, es la percepción ciudadana de acuerdo con la senadora quien sostuvo que “tan no es así que se han aprobado más de 60 reformas a la Constitución. “No valoran el trabajo que hemos realizado en este momento”, reprochó.
Además, prosiguió, un problema aún mayor es la hiperinflación legislativa que, aunque trajo una mayor participación legislativa con la presentación de nuevas iniciativas con posturas distintas, también ha traído un aspecto negativo, ya que se ha desbocado el número de iniciativas que por su lógica inmediatez, suele afectar la calidad de los proyectos.
En este mensaje cargado de autocrítica, la presidenta calificó como complejo a este escenario, pero necesario en su atención para resolver las problemáticas aludidas en el trabajo senatorial.
Por su parte, el presidente del Instituto Belisario Domínguez, Manuel Añorve Baños, coincidió que debido a que el trabajo legislativo incide directamente en la vida de las personas y en la situación del país, debe hacerse de manera responsable.
“Prácticamente todo lo que aprobamos como legislativo, tiene consecuencias, pero lo cierto es que muchas veces no reparamos en ellas. Suele pasar que legisladores presentan iniciativas que tienen buenas intenciones, pero difícilmente serán efectivas, costeables o aplicables, y se da el caso de que se busca aparentar ser muy eficiente al presentar muchas iniciativas, pero con muy poca calidad e incluso que resulten inviables”.
Refirió que, como consecuencia, hoy en el Congreso hay “inflación legislativa”, es decir cientos de asuntos sin aprobar, además de que existe también una mayor complejidad jurídica, por la existencia de leyes contradictorias, leyes que se van a tribunales o leyes inaplicables, y esto se traduce en una mala imagen del poder legislativo ante la sociedad.
Añorve Baños mencionó que esto es inaceptable, porque una democracia fuerte necesita congresos eficaces y eficientes, y por ello en dos días de trabajo de este ejercicio, ponentes internacionales, representantes legislativos y de la academia abordarán distintas metodologías usadas en otras democracias para mejorar el trabajo de los representantes populares.
Adelantó que en el Instituto Belisario Domínguez diseñan un método acorde con las necesidades del Senado y de la democracia.
“De eso se trata la evaluación del impacto legislativo, de que cada iniciativa que se propone parta de un análisis serio de la realidad y tenga objetivos concretos, de que nuestro trabajo se someta a resultados medibles y comparables, y de pasar a una cultura legislativa donde la calidad de las leyes esté por encima de la cantidad”.
El senador de Morena, Gilberto Herrera Ruíz, secretario de la Comisión de Ciencia y Tecnología, coincidió en que nos encontramos en una “crisis legislativa” en el número de iniciativas y hay un problema en la imagen de los senadores y diputados que erróneamente creen que entre más iniciativas presenten más exitosos son.
Ante esta situación, Herrera Ruiz se comprometió a que, de las conclusiones de este foro, construirá una iniciativa para reformar el reglamento del Senado, a fin de facultar al Instituto Belisario Domínguez para que sea el encargado de los estudios de impacto legislativo.
La diputada Olegaria Carrazco Macías, secretaria de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, afirmó que este evento representa un punto de partida para un cambio de paradigma en forma de entender el trabajo legislativo.
Dijo que se requiere una nueva figura de legislador, que considere el acto legislativo como un instrumento de política pública, orientado a la solución de problemas que afectan a la población.
Explicó que, hasta hoy, en México tenemos 311 leyes vigentes, entre generales nacionales, federales y reglamentarias y, nadie sabe qué ha pasado con ellas, sus efectos y sus resultados.
“En la XIV Legislatura se presentaron en conjunto, entre Cámara de Diputados y de Senadores, 11 mil 74 iniciativas, de las cuales, se aprobaron únicamente 650, es decir 5.9 por ciento. En la presente legislatura, tenemos un total, al día de hoy, de ocho mil 332 iniciativas presentadas, de las cuales, se ha aprobado únicamente 168, apenas el 2.3 por ciento”, señaló.