SOLEDAD JARQUÍN EDGAR
SemMéxico, Oaxaca. “Es tiempo de las mujeres” es la frase que en la década reciente, de forma común y hasta corriente, se refieren a la presencia de las mujeres en los diversos campos de la vida cotidiana, algo que por cierto no empezó hace una década, con la paridad, sino muchas décadas atrás. La frase se utiliza con mucha frecuencia cuando se trata de hacer énfasis en el espacio de lo político-electoral.
En Oaxaca, hace un tiempo junto con unas diputadas locales, un grupo muy reducido de ciudadanas, propusimos poner en algún lugar de la Cámara de Diputados, en “letras de oro” o ya de perdis una placa conmemorativa, los nombres de las primeras mujeres, que en la década de los sesenta del siglo pasado, ocuparon por primera vez un cargo público-político.
Por supuesto aquella idea no prosperó, porque esas primeras mujeres no eran de la 4T, evidentemente, eran mujeres que en la década de los sesenta pertenecían al ex hegemónico partido en el poder: es decir el PRI. Entonces me pareció muy reducido el pensamiento de las diputadas de la nueva ola, del tiempo de las mujeres.
Hoy sabemos serán cientos las mujeres que buscarán ser electas en la próxima contienda electoral, que está aquí a la vuelta de la esquina, y el concepto político “mujeres” es la bandera que enarbolan una buena cantidad de esas candidatas tanto en el ámbito local como en el nacional.
Me cuesta trabajo decirlo, no quisiera. Dicen que cuando el río suena es porque agua lleva. Bajo el pretexto del tiempo de las mujeres, hay muchos esfuerzos de grupos políticos, con la fuerza o el patrocinio de los malos para imponer a mujeres en los distintos niveles de gobierno.
Mujeres que por supuesto no responden a los intereses de las otras mujeres. Responden a sus propios intereses y los de un grupo generalmente constituido por hombres o grupos de mujeres “plurales” de esos que empezaron a surgir aquí y allá en los últimos años en la víspera del proceso electoral, pero indudablemente con visiones político-patriarcales. Traducción: responderán o seguirán respondiendo a los hombres.
En el tiempo de las mujeres no bastan los discursos que las nombren. Ni repartir despensas, cobijas o medicamentos, hacer buenas obras, las propias de las señoras del siglo XIX o las que en el siglo XX ponían a hacer a las “primeras damas”. Se trata de responder en todo sentido a la justicia social que históricamente nos tiene en desigualdad. Ojalá que las políticas lo entiendan pronto.
La carretera
Después de años de espera finalmente fue inaugurada la carretera Barranca Larga-Ventanilla, que significa acortar sustancialmente el tiempo de traslado desde la ciudad de Oaxaca a Puerto Escondido y la zona turística de playa de esta entidad.
La pesadilla de seis o siete horas de carretera terminó. Ahora podemos despertar en casa, en la ciudad de Oaxaca y desayunar en cosa de dos horas y media en un restaurante frente a la playa. Estamos saboreando ese momento y qué bueno por Oaxaca.
Fue un sueño largamente acariciado, quince años se dilataron, hay quienes opinan que son casi 20, porque se inició o proyectó con el entonces era presidente Vicente Fox, siguió Felipe Calderón, Enrique Peña Niego y Andrés Manuel López Obrador y pasó por las manos de los ex gobernadores Ulises Ruiz, Gabino Cué, Alejandro Murat y le tocó el premio mayor a Salomón Jara, quien llegó a vestir la fiesta.
La rechifla Muratito, el vocero
Derivado de un “acuerdo” entre los amigos López Obrador y José Murat hicieron partícipe de la fiesta inaugural Alejandro Murat, quien dejó el trono de Oaxaca hace poco más de un año. Como ya saben en lugar de aplausos lo que le dieron el Muratito fue una rechifla e incontables recordatorios familiares.
Detrás de la presencia de Muratito sin duda está López Obrador que puede lidiar con Dios y con el diablo, conservadores y neoliberales. Él sigue haciendo esos acuerdos con los ex priistas que “cambian de parecer” y dejan su partido para convertirse en integrantes de Morena, así que mandó a Muratito como vocero de la candidata de su partido, Claudia Sheinbaum, días después de la rechifla en Yogana, el lugar donde se realizó la inauguración de la legendaria obra pública.
Así que el Muratito, siempre elitista y fifi, ahora está con la people, con el pueblo que manda. Asume que está con Morena por su mística, y está ahí porque “Sheimbaun tiene el empaque”, dice en una entrevista. Sin vergüenza que “los que traicionaron a México son los priistas”. ¿Perdón? Hace cosa de un año y meses era del PRI. Dejó el PRI ¿cómo se llamó la obra? Lo que pasa, es que su ex partido ya no tiene futuro, ni business por emprender. Como otras personas, tuve que escuchar dos veces los dichos del junior, hijo del cacique político de Oaxaca y que gracias a eso y solo por eso fue gobernador para echarle a perder la vida a miles de personas con su tibieza, por decirlo propiamente.
En redes sociales nuevamente surgieron las voces en contra del nombramiento, lo bueno es el presidente ni se entera, tanto que aseguró que todo el pueblo mexicano estamos ¡bien felices! Por el asunto de Muratito yo diría: ¡pobre Sheinbaum!