MUJERES Y POLÍTICA/ Sufragio: hacia el modo distinto de mirar las cosas

SOLEDAD JARQUÍN EDGAR (SemMéxico, Oaxaca). Un 17 de octubre de 1953, 69 años atrás, el presidente Adolfo Ruiz Cortines promulgó la reforma constitucional que reconoce el derecho de las mujeres a votar, ser electas y a ocupar cargos públicos. Culminó de esta forma con un largo período de demandas hechas por las mujeres desde distintos lugares y de muy diversas formas.

Las mexicanas habían demandado participar en la vida pública del país desde 1824, tres años después desde que había terminado la guerra de Independencia y el mismo año en que nació la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos. Tampoco se les consideró en las Leyes de Reforma de 1857 y se les volvió a ignorar tras la revolución mexicana y no se les reconoció la ciudadanía plena en la Constitución Mexicana de 1917.

Si partimos de ese primer momento de 1824, tendríamos que decir que alcanzar el voto universal fue una larga lucha, sin armas de por medio, hasta llegar a 1953 cuando finalmente se promulgó la reforma al artículo 34 de la Constitución Mexicana, habían pasado más de cien años.

Poco antes en 1947, se reconoció ese derecho en los gobiernos municipales, hace ya 75 años y todavía hoy la igualdad ciudadana es regateada. Incluso por usos y costumbres. En medio de esta historia hay muchas otras acciones legislativas, desde las cuotas hasta la paridad en congresos locales y el federal en 2014.

Mucho hay que decir y mucho que conmemorar, no hay duda. Los avances no pueden menospreciarse, lo que hay que decir es que la historia ha estado llena de obstáculos y perversiones políticas que han impedido ese tránsito de gobernar para las mujeres. Rendijas que han menoscabado el derecho de las mujeres a “tomar parte de la vida pública del país”, como lo señalaban desde el siglo XIX.

Hoy, el mayor de los peligros, como se ha dicho es la violencia, misma que adquirió un nombre: violencia política en razón de género y que necesitó de un decreto que reformó y adicionó diversas disposiciones de ocho leyes apenas en marzo de 2020: Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, de la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral, de la Ley General de Partidos Políticos, de la Ley General en Materia de Delitos Electorales, de la Ley Orgánica de la Fiscalía General de la República, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación y de la Ley General de Responsabilidades Administrativas.

La ciudadanía de las mujeres obtenida hace 69 años, está claro no ha sido suficiente. Se sigue menospreciando la capacidad de las mujeres a gobernar, se cuestiona todo a partir de su ser mujeres, con acciones u omisiones, como dice la ley y hasta se les asesina. En el proceso electoral 2021, 21 candidatas fueron asesinadas, entre el 5 de marzo y 31 de mayo de ese año, de acuerdo con la Observatoria Todas MX, integrada por 154 organizaciones de la sociedad civil.

El andamiaje jurídico es fuerte, el camino no ha sido parejo y está lejos de ser igualitario desde hace 69 años y las cifras de la participación política de las mujeres en cargos de elección popular no dejan mentir, quizá el mayor de los éxitos numéricos se palpa en los congresos locales, en la Cámara de Diputados federal y el Senado de la República donde ha llegado a la paridad.

Sin embargo, en los gobiernos municipales estamos lejos. Datos del Instituto Nacional Electoral señalan que aumenta la cifra de mujeres al frente de los gobiernos locales, pero reconoce que aún está lejos de la paridad. En 1995 sólo el 3.55 % de los dos mil 471 municipios del país tuvieron una presidenta municipal; en 2015, la cifra creció a 9.43, y en 2022 es del 28.9 %.

El otro gran déficit se registra en los ejecutivos estatales. 17 mujeres han gobernado en 13 entidades. Esto es, en 19 estados, de los 32 que conforman la federación, nunca ha habido una gobernadora.

Esa élite de mujeres que gobierna tiene dos pendientes. Por un lado, honrar a cabalidad la historia que les precede y conocer cada paso dado por las sufragistas mexicanas para alcanzar la ciudadanía de las mujeres y, por otro lado, como planteó Hermilia Galindo hace más de 70 años, votar y ser votadas es necesario…porque las mujeres “miran a menudo de modo bastante distinto que los hombres”.

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