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NATALIA VIDALES DE BITTERLIN (SemMéxico, Hermosillo, Sonora). Desde hace un par de años, diversos colectivos y grupos de mujeres en el país han buscado la aprobación de la llamada Ley 3 de 3, con la que se imposibilita acceder a cargos de elección popular -o a participar en elecciones como candidatos- a quien sea deudor alimentario, tenga antecedentes por actos de violencia familiar y agresiones en materia de género.
Yucatán se convirtió, el año pasado, en el primer estado en incluir en su Constitución la reforma correspondiente, pero esta semana -en el Senado de la República– las reformas a los artículos 38 y 102 de la Constitución fueron aprobadas, con lo que se ha dado el primer paso para que esta ley tenga vigencia a nivel nacional.
¿Qué falta ahora? Turnar el documento a los congresos locales para que los legisladores de cada estado también la aprueben –requiriéndose para ello al menos la mitad más uno del total de las 32 entidades del país — que no dudamos sucederá ya que hay plena conciencia de los beneficios de la misma y tanto legisladores del partido en el poder como los de oposición ya se han manifestado a favor y se han comprometido a otorgar su voto para que esta demanda se convierta en realidad.
El Viernes, la algarabía en el Congreso de la Unión fue notoria al conocerse el resultado de la votación que -pese a la problemática por la que atraviesa, ahora mismo, el máximo recinto legislativo- pudo darse aún con las condiciones adversas que se presentaron al ponerse a votación la reforma en una sede alterna y sin la presencia de los bloques de oposición quienes, por cierto, ya habían manifestado su voto a favor de esta demanda de las mujeres considerándola prioridad, acordando incluso sacar la ley antes del período que terminó el día 29 de abril, ya que de esta manera las reformas tendrán vigencia para este próximo período electoral.
Mujer y Poder apoyó, y por supuesto aplaude, la aprobación de la Ley 3 de 3 porque consideramos es el inicio de una mejora significativa para que las legislaturas se integren con personas de bien.
Pero de este salto hay que dar otro para que la ley también incluya, como requisito para que quien sea representante de los ciudadanos, una trayectoria humana, altruista y de honradez, porque esas virtudes garantizarán su independencia intelectual y serán difíciles víctimas de la ambición, de la cortesanía palaciega y del vasallaje que tanto vemos en muchos políticos actuales. Y aquí serán los propios partidos políticos quienes deberán aceptar seleccionar como candidatos a personas que no solo tengan preparación académica ni altos grados profesionales sino, sobre todo, calidad moral, fortaleza y templanza.
Luego entonces… con la aprobación de la Ley 3 de 3 no se termina la lucha. Habrá que continuar trabajando para crear conciencia de ello por lo que sin duda hay mucho camino por andar, todavía.
La ausencia de virtudes entre los gobernantes es lo que nos ha llevado a estar en tan bajo nivel gubernamental -sin respeto, empatía, prudencia, generosidad, valentía, integridad, lealtad, honradez, conciliación- y mientras gobernantes y funcionarios continúen sin practicarlas… no podremos adelantar mucho. Si la sociedad desea ser gobernada por hombres y mujeres íntegras, debe tener opción de elección de entre los candidatos propuestos y hacerlo no por ¨el menos peor¨ sino por ¨el mejor¨.
Por lo pronto, quienes tengan intenciones de un cargo público, tendrán que empezar a respetar a sus compañeras mujeres en la campaña electoral que ya está en puerta, porque las agresiones a que se refiere la Ley 3 de 3 incluyen también, por supuesto, la violencia política, esa que tanto se presenta y que a la fecha no ha tenido consecuencias significativas para quien comete esos actos indebidos.
Hoy se ha dado un paso adelante, sí. Pero todavía falta mucho por hacer y… corresponde a la ciudadanía velar por ello.
