NATALIA VIDALES DE BITTERLIN (SemMéxico, Hermosillo, Sonora). Pese a que se hizo el esfuerzo de promover el voto, de buscar que el ciudadano y ciudadana saliera a ejercer su derecho para elegir a su gobernante en las urnas, el abstencionismo de nuevo fue el ganón de la contienda del domingo en el Estado de México.
Los votos fueron un 6.2 por ciento menos que en la pasada elección, lo que nos lleva a desanimar y a cuestionar el porqué de esa apatía y la renuencia de que el ciudadano y ciudadana no acudan responsablemente a votar.
La nueva gobernadora, la maestra Delfina, fue electa solo por tres millones de votantes (de los doce del padrón electoral) y esto, aunque no fue deseable, es hoy conveniente para la oposición porque -ya de perdida- entre las y los ciudadanos que no votaron seguro habrá críticos/críticas y vigilantes de este gobierno de Morena, durante toda su administración. Y lo harán con fuerza según vaya disminuyendo su calidad de vida…cosa que sin duda ocurrirá porque, como ya lo hemos mencionado en otras ocasiones, quien en su vida pasada actuó incorrectamente no cambiará -sino todo lo contrario- al obtener el poder político.
La maestra Delfina no la tendrá fácil porque estará bajo la lupa de las y los opositores y que bueno que así sea.
Hay tristeza entre la ciudadanía que esperábamos una participación histórica en las casillas electorales pero, como bien lo dijo Alejandra del Moral en su emotivo y positivo discurso de aceptación de su derrota: “Las y los valientes, no siempre ganan las batallas pero las y los valientes no dejamos de luchar”.
Y nosotros agregaríamos: Las y los buenos no siempre son los que ganan y ejemplos de ello en la historia hay muchos. Y en esta elección así fue, desafortunadamente.
No ganó la mejor. Pero hay que seguir luchando porque se dé ese despertar ciudadano que permita seleccionar la mejor opción de gobierno. ¿Hasta cuándo? Hasta siempre.