NATALIA VIDALES DE BITTERLIN* (SemMéxico, Sonora). Trágica y dolorosa experiencia tuvimos el pasado día 20.
Encontrándonos en Hermosillo, Sonora, -para pasar las fiestas decembrinas- recibimos la llamada de la esposa de un amigo muy querido de Ensenada -norteamericana, con residencia reciente en el puerto y con nulo conocimiento de nuestro idioma- para solicitar nuestro apoyo.
El tono de su voz mostraba una gran angustia incluso con un ataque de histeria. “¡Mi esposo está tirado en el piso, se golpeó la cabeza, está sangrando mucho, se está muriendo!”, exclamó con gran desesperación.
Nos pidió que llamáramos al 911 porque ella no lograba la conexión.
Por supuesto de inmediato realizamos la llamada para solicitar la ambulancia pero para nuestra desesperación la respuesta no se dio y los segundos y los minutos pasaban sin lograr el objetivo.
El enlace que se requería hacer -de Hermosillo a Ensenada- no se lograba y la espera en línea fue eterna… y decisiva.
Se perdieron 45 minutos valiosos para que nuestro amigo recibiera la atención debida y el desenlace fue fatal: falleció.
Hoy, pasado un poco el impacto, nos queda además de una enorme tristeza, una gran frustración y furia porque las cosas hayan sucedido así.
Ya nos había tocado la tardanza en esa central de emergencia pero nunca con una experiencia similar.
Urgente es que se solucione este problema para que la atención que se brinde a quien marque el 911 sea la adecuada: pronta y expedita.
Cuando alguien sufre algún accidente o emergencia médica la atención que requiere no admite espera…debe ser inmediata porque el tiempo puede ser decisivo para vivir…o para morir.
Como sucede en otros países: debe haber, además, un acompañamiento telefónico para que quien está en esa situación sepa cómo actuar, qué hacer en lo que la ambulancia llega. En el caso que aquí comentamos, la esposa estaba sola, aterrada -con razón-. Y no tuvo la ayuda esperada.
Desde este espacio hacemos un llamado a las autoridades correspondientes para subsanar estas fallas y evitar así más tragedias que lamentar.
Las llamadas de emergencia por motivos de salud deben ser prioritarias. Por ello sugerimos desde estas líneas que si la centralización en el 911 no funciona -por la cantidad de asuntos que atienden, algunos sin importancia- habría que pensar en cambiar este sistema y dejar aparte el contacto con esa noble institución que es la Cruz Roja. Como estaba antes: marcación directa y respuesta inmediata.
Hay que tener en mente que, como decía una frase utilizada para promover el apoyo para la Cruz Roja: “nadie es tan pobre que no pueda donar ni tan rico que no pueda necesitarla”. La Cruz Roja es la Cruz Roja y puede hacer la diferencia para vivir o para morir.
Por favor: déjenla como estaba para que siga salvando vidas.
*Periodista y activista social. Fundadora y directora de la revista Mujer y Poder. Comentarios: WhatsApp 6621 441440. www.mujerypoder.com.mx