El espectáculo machista en la entrega de los Oscar
GUADALUPE RAMOS PONCE (SemMéxico, Guadalajara, Jalisco) 30 de marzo, 2022.- La naturalización de la violencia machista y misógina en la entrega de los premios Oscar en su edición 94, no es más que un reflejo de lo que socialmente viven las mujeres en lo cotidiano.
La escena de agresión (aparentemente entre dos hombres), es lo que ha estado en discusión en los medios de comunicación y en las redes sociales. Las justificaciones del ejercicio de violencia suscitado entre los dos personajes, se sustentan en lo que cada uno de esos hombres hizo, ya sea para ofender a la “esposa de” o lo que el agresor hizo para defender a “su esposa”.
Por un lado, se encuentra el “cómico” al que le parece gracioso y simpático hacer bromas sobre el cuerpo de una mujer y específicamente sobre su falta de cabello que es un aspecto de la feminidad que tiene un impacto social muy importante en la mayoría de las mujeres, especialmente las mujeres negras que han crecido con el estigma de tener un cabello que no cumple con los estándares de belleza impuestos por la blanquitud.
Bromear sobre la pérdida de cabello y por tanto de la enfermedad reflejada en el cuerpo de una mujer, que pudiera ver afectada su femineidad por ese hecho, no ha causado indignación ni asombro. Esa violencia explícita y simbólica realizada por el cómico hacia la actriz, se encuentra absolutamente naturalizada. Nadie cuestiona la violencia emocional y psicológica que vivió Jada Pinkett Smith; la discusión se ha centrado en lo que los dos machos generadores de violencia realizaron.
Por otro lado, la respuesta de Will Smith ante la broma grotesca no es por el efecto que la misma tenía en Jada como persona, sino en él como esposo de quien era objeto de burla, de ahí su respuesta violenta en golpes y en palabras “deja de nombrar a MI ESPOSA”, es decir, el ego del hombre se encuentra herido ante la burla realizada al objeto de su propiedad. El corolario fue la justificación del ejercicio de su violencia: «el amor te hace cometer locuras» «he recibido el llamado de amar y proteger a mi gente».
Es decir, el amor como justificante para la agresión y la violencia, (eso lo he escuchado tantas veces en los casos de feminicidio). El colmo de esa naturalización de la violencia es que después de la agresión pública ante miles de personas y televidentes, el actor recibe su premio sin que tuviese una consecuencia inmediata por la violencia realizada. Al contrario, le abrazan, le permiten que llore mostrando su masculinidad herida y justificando así públicamente, el ejercicio de la violencia. Al final, entre machos se dicen que eso lo arreglarán “como familia”, en ningún momento existió una disculpa a la ofendida directa, pareciera que el ofendido era el macho agresor por haber insultado a “su hembra”.
Es importante dejar de poner el foco de atención en los ejercicios de masculinidad violenta que realizaron dos hombres, para centrar la reflexión en el reconocimiento de Jada Pinkett que enfrenta la alopecia y todo lo que implica el mandato hegemónico de la belleza centrada en la cabellera y que ella de manera digna confronta, con su propia presencia y belleza resignificada. Jada no necesitaba de ningún príncipe que la rescatara, ni de ningún macho alfa que la defendiera. Rompamos ya con esa narrativa que justifica la violencia para salvar a la damisela en apuros y que coloca y perpetúa, a las mujeres, en una indefensión aprendida que parecería eterna.
Finalmente, hubo otra situación machista que pasó casi desapercibida, cuando el mismo comediante misógino Chris Rock intentó bromear con el actor Javier Bardem porque, tanto él, como Penélope Cruz, esposos desde 2010, estaban nominados paralelamente en las categorías a Mejor Actor y Mejor Actriz. Penélope Cruz tiene una gran trayectoria, ha sido nominada a los Oscar en tres ocasiones y fue la primera española en ganar uno como Mejor actriz de reparto. En su broma machista, este comediante ni siquiera la nombra y la reduce a ser “la esposa de”.
Así el espectáculo machista en la entrega de los Oscar que naturaliza la violencia misógina, justifica a los agresores y borra e invisibiliza a las mujeres.
Vicecoordinadora de CLADEM en México
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Canal de Youtoube Dra. Lupita Ramos.