GUADALUPE RAMOS PONCE*
(SemMéxico, Guadalajara, Jalisco). La conmemoración del Día Internacional por la Educación no Sexista, surgió el 21 de junio en Paraguay en 1981, por iniciativa de la Red de Educación Popular Entre Mujeres de Latinoamérica y El Caribe (REPEM); su intención fue promover el derecho de las mujeres de sectores populares en América Latina y El Caribe a una educación inclusiva, democrática y respetuosa de la diversidad de género, etaria, social y cultural.
El sexismo es cualquier expresión, acto, palabra, imagen, gesto, que se basa en la idea de que algunas personas, casi siempre mujeres, son inferiores por razón de su sexo.
Esta visión se refleja en diversos aspectos de la vida cotidiana, tales como el hogar, los medios, la justicia, el trabajo, la política, el deporte, redes sociales y en las escuelas.
De esta manera, la educación sexista no solo se transmite en la educación formal, también en las familias, las iglesias o los medios de comunicación. Sin embargo, un impacto importante lo tiene la escuela, que tiene la obligación de transmitir contenidos, ejercer prácticas, fomentar actitudes y relaciones que no tengan efectos discriminatorios en el alumnado.
Por eso es de vital importancia erradicar el sexismo en la educación, o bien promover una educación no sexista y no discriminatoria, con la finalidad de impulsar una educación equitativa y sin discriminaciones por razones de género.
Los libros de texto que contienen imágenes estereotipadas de mujeres/hombres, niños/niñas, son un ejemplo del sexismo en la educación, al igual que la ausencia de mujeres como escritoras, o figuras históricas o culturales en los libros de texto.
O cuando los servicios de orientación escolar y profesional disuaden al alumnado de optar por estudios o carreras que no son acordes con los estereotipos de género.
Cuando los profesores hacen comentarios sobre la apariencia física del alumnado/profesorado también son un ejemplo de educación sexista.
Lo mismo sucede cuando se hacen comentarios sexualizados hacia las niñas, así como la falta de sensibilización, procedimientos o de reacción para abordar este tipo de comportamientos sexistas.
En este sentido, el contenido de la educación y el comportamiento de personas profesionales de la educación tienen una gran influencia en las percepciones y el comportamiento del alumnado.
Algunas recomendaciones para erradicar una educación sexista son:
Implementar políticas y legislación en igualdad de género en el ámbito educativo.
Revisar libros de texto para asegurarse de que no son sexistas y de que representan tanto a mujeres como a hombres de manera no estereotipada.
Asegurarse de que las mujeres aparecen representadas como científicas, artistas, atletas, líderes y políticas en los libros de texto y programas. Enseñar historia de las mujeres. Asegurarse de que existen mecanismos de denuncia ante actos de discriminación o sexismo. Enseñar igualdad de género y educación sexual integral (incluyendo el consentimiento y los límites personales).
Formación de profesionales de la educación sobre sesgos inconscientes.
La Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (CONAVIM) lanzó una campaña en la que señala 7 frases sexistas que deberíamos dejar de decir, la educación no sexista no solo debe ser promovida en el ámbito formal sino también informal, sin darnos cuenta, en nuestra vida cotidiana, las escuchamos y repetimos, pero que minimizan a las mujeres y, en el caso de los hombres, han contribuido a perpetuar conductas machistas.
- «La que no enseña, no vende». El éxito laboral no depende de la forma de vestir. No discrimines.
- «Corres como niña, tiras como niña». Esta frase es usada con una connotación negativa, en la que se implica debilidad, falta de calidad y desorden en las mujeres.
- «Ese trabajo es de hombres». El sexo no determina la capacidad de trabajo de las personas.
- «No seas nena». Ser niña no significa ser cobarde o débil. No deberíamos usarlo como sinónimo.
- «El sí ayuda en casa». Los hombres no «ayudan», ellos también deben asumir la realización de actividades que les corresponden en el hogar.
- «Vieja el último». Debemos dejar de decir y considerar que ser mujer es malo.
- «Calladita te ves más bonita». Las opiniones de las mujeres son importantes y valiosas, y no, callada no se ve más bonita.
Y yo añadiría también la expresión: “Qué padre”, en donde se exalta el valor masculino frente al “me vale madre”, en donde no se le da importancia alguna.
Por mucho tiempo, las frases sexistas han sido parte de nuestra educación, lo que inconscientemente ha conducido a perpetuar la discriminación y desigualdad entre mujeres y hombres hoy sabemos que estas expresiones son una de las múltiples formas en que se violenta a las mujeres, pues son ellas las principales víctimas de una cultura androcentrista en la que el hombre es el centro de todas las cosas.
Comencemos pues, a promover además de una educación no sexista, también un lenguaje no sexista y no discriminatorio.
*Dra. María Guadalupe Ramos Ponce
Vicecoordinadora de CLADEM en México
Profesora Investigadora de la UdeG.
@dralupitaramosp
Canal de Youtoube Dra. Lupita Ramos.