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MARTÍN DE J. TAKAGUI. Andrés López Obrador no es dueño de las instituciones ni siquiera en su carácter de presidente de la República. Cuando Notimex y su directora general Sanjuana Martínez han perdido todos los aspectos legales de la huelga que, desde hace tres años, sostiene el Sutnotimex, ahora quiere cerrar la empresa, Agencia de Noticias del Estado Mexicano, agarrar sus canicas y retirarse.
El intento de desaparecer a Notimex, luego de maltratar a sus empleados que, por tres años, han mantenido la huelga, viviendo en la calle, durante la peor pandemia que ha vivido el mundo moderno, ubica a López Obrador como el principal enemigo del periodismo y de los periodistas en México; como el peor enemigo de la libertad de expresión.
Es indudable que se trata de una vendetta, una sed de venganza en la que sus verdugos periodísticos ya no existen en el espectro de la comunicación, los directores generales de Notimex que lo golpearon, le cerraron el paso y lo criticaron de día y de noche se fueron, cada uno en su momento después de haber dictado las líneas editoriales.
Enrique Aranda Pedroza, Aurelio Bueno, Sergio Uzeta Murcio, Héctor Villarreal Ordoñez, Alejandro Ramos Esquivel, son quienes fungieron como directores generales de Notimex desde la administración de Vicente Fox que inició en diciembre del año 2000, hasta 2019, cuando llegó el nefasto nombramiento de Sanjuana Martínez.
Ninguno de esos directores generales hoy ha sido, siquiera mencionado por Sanjuana ni por el presidente; tampoco se ha despeinado siquiera el corrupto líder sindical, Conrado García Velasco, que se mantuvo con argucias y chicanas leguleyas durante esos 18 años en la Secretaría General, quien supuestamente se iba directo a la cárcel por una denuncia de la directora Sanjuana, que resultó ser una protección para su impunidad.
Hoy, cuando la amenaza del Poder del Gobierno se cierne sobre Las trabajadoras y los trabajadores de Notimex, que podrían quedarse sin trabajo, el presidente López deja caer el peso del gobierno sobre ellos, cuando los artífices de los linchamientos políticos al señor de Palacio Nacional, fueron orquestadas por quienes cobraron millones de pesos, durante años, y hoy caminan impunemente por la vida, sin hacer un comentario sobre la pena viven los trabajadores.
Ayer los senadores del PRI impulsaron un punto de acuerdo en el que llaman al gobierno a rectificar o, por lo menos a reevaluar la propuesta de liquidar a la agencia de noticias, ya que su desaparición limitaría el acceso a la información de muchos mexicanos, pero, sobre todo, dejará de existir una fuente confiable que informe al mundo, en el medio periodístico, sobre la realidad de lo que México es.
La propuesta desaparición de Notimex va mucho más allá de lo que pueda imaginar el presidente, él no sabe de la historia de la agencia, para qué fue creada, la influencia informativa que alcanzó alrededor del mundo y mucho menos imagina lo que una agencia de esa talla habría reportado como beneficios a su propia imagen.
Esa propuesta, es también una muestra de que su gobierno no cuenta con un comunicador experto ni con las políticas de comunicación que resultan ser de la mayor importancia ni sabe tampoco de los respaldos y buenos resultados que puede reportar para la difusión gubernamental de sus programas, resultados y acciones.
Este golpe a Notimex representa una venganza mal concebida, pues es devastador para los trabajadores que serían despojados de su fuente de empleo y de ingresos, del bienestar de sus familias. Hoy lo más justo es apoyar la permanencia y reapertura de Notimex.
Perdónalo Señor… No sabe lo que hace
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