LIBROS DE AYER Y HOY/ Vallejo. La lluvia agobia ciudades, aquí y en el mundo

TERESA GIL

Torpe creer que las lluvias  están acentuando el descuido en las ciudades, sin tomar en cuenta las características de éstas. Pocas como la Ciudad de México en el mundo, en  el que su propia constitución  tiene signada un futuro que ya empieza mostrarse. Y la diferencia con otras ciudades del mundo que han tenido grandes problemas es que en estas hay fallas en la construcción  o en el descuido. Quizá eso fue lo que pasó en Libia en  2023, cuando murieron 3 mil 900 personas y 9 mil desaparecieron probablemente en el mar. La devastación de las ciudades tuvo mucho que ver con  la fuerza de las lluvias y los huracanes pero también con la fragilidad de éstas. Cosa que en  la ciudad de México es diferente, porque de acuerdo a  expertos  su postura actual con  inundaciones, hoyancos y topes tiene que ver con su propia creación  en  una zona de lagos. Eso lo sabemos a grandes rasgos,  pero los críticos  actuales le quieren  echar la culpa a los gobiernos. Si así fuera, no hay que olvidar que la CDMX  estuvo en  manos del PRI hasta el 2000, con una excepción en este milenio del 2006 a 212, período además que hasta 2018 (de 2000 a 2012), también tuvo la escala de dos gobiernos panistas. La lluvia en este momento  nos abruma y no es raro que en un caso igual, el peruano César Vallejo se sorprendiera de tanta lluvia (La Soledad,  la lluvia,  los caminos. Editorial  Vitruvio 2010)

Graniza tanto como yo recuerde

acreciente las perlas que he recogido,

del hocico mismo de cada tempestad.

TIENE QUE BUSCARSE OTRO ENFOQUE Al CUIDADO DE LA CIUDAD

Se comentaba hace décadas que aquel jefe policíaco de triste memoria Arturo Durazo el Negro, solía decir como broma ante las quejas ciudadanas por el desnivel con baches en las calles, que un tope era un bache al revés. En esa misma torpeza han caído los opositores al señalar que fue un tope el que ocasionó el accidente de  dos corredores en sillas de ruedas en el pasado maratón Y al revés de aquellos  cercanos del policía, no soltaron las carcajadas, sino que acusan de descuido al gobierno. Pero se ha aclarado que más que un bache, era una tapa de alcantarilla que alguien dejó abierta. Las quejas permanentes que se dan a diario en las alcaldías, justas porque se trata de afectaciones, tienen que enmarcarse a los cambios que ya se experimentan y que se han encuadrado al estilo tradicional. Es lo que se ve en el tapado de hoyancos que se han  reproducido con las lluvias, cuando según loa expertos debería de seguirse toda una técnica vinculada a lo que es el problema de una ciudad construida sobre el agua. Y vemos como esa agua reclama desde arriba su propio lugar, mientras las oposiciones le echan  la culpa a la desidia gubernamental.

LA LLUVIA ES FUENTE PERMANENTE DE ESCRITORES, POETAS Y PINTORES

Hay pocos creadores que han pasado de largo ante la lluvia. En narraciones, novelas,  cuentos, novelas y cuadros, la lluvia aparece como un  personaje inevitable, que tiene no obstante, diferentes enfoques de estos creadores. Ya lo hemos visto en Álvaro Mutis con su Maqroll Gaviero, en  Gabriel García Márquez en  aquella novela que le dio fama  Cien años de soledad, en  donde certifica que llovió 4 años  once meses y dos días seguidos. Suele gustarme  mencionar Lluvia de Somerset Maughan, largo relato o  novela corta, que Hollywood lanzó a la fama con  Rita Hayworth y así podríamos mencionar a muchos creadores a los que la lluvia los ha impactado, como lo hizo con el portugués Fernando Pessoa en este verso de su poema Llueve en  silencio:

Llueve en  silencio que esta lluvia es muda

y no hace ruido sino con sosiego

el cielo duerme. Cuando el alma es viuda

es algo que ignora, el sentimiento es ciego.

Llueve, de ahí (de este que soy) reniego.

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