TERESA GIL
No hay mayoría a favor del Poder Judicial actual como quieren hacerlo creer los promotores, entre éstos la hasta ahora conocida doña Piña. El hecho de que hayan tenido que echar mano de estudiantes de derecho para crear más bulto evidencia que no las tienen todas consigo. Con los trabajadores no sucede lo mismo porque igual que lo hacía el PRI cuando quería demostrar multitudes, los amenazaba con despido si no iban, y ya. En el caso de los estudiantes hay que recordar que hay centenares de escuelas de derecho en el país, sobre todo en universidades. Y si bien en determinada etapa de la carrera se habla de los tres poderes, en ningún momento al menos que se metan de pasantes auxiliares al Poder Judicial, tienen experiencia de lo que es ese poder. La teoría no les pinta cabalmente el desarrollo de la llamada aplicación de justicia. Y la postura por atraer la posición estudiantil no es nueva. Yo la viví en la maestría de derecho en la UNAM, que entonces se llamaban especialidades, cuando los que estaban en este nivel, se enfrentaban a los estudiantes de licenciatura porque diferían en la postura en torno a los poderes. En esa época hubo un enfrentamiento entre priístas y estudiantes de licenciatura que se expresó en ataques con ácido de los priístas, del que salieron varios estudiantes quemados. La diferencia primordial había sido en torno a lo que era el Poder judicial. Los estudiantes estaban en contra.
El PROCESO, MAYOR EJEMPLO DE LO QUE ES LA JUSTICIA, DEL ABOGADO KAFKA*
El libro del siglo XX lo calificó Le Monde. El proceso, de Franz Kafka publicado por primera vez en 1925 por su amigo Max Brod, mostró la escandalosa realidad de lo que era la justicia en esa época de principios de siglo y que siguiendo los pasos de la obra, no ha variado mucho. La justicia es solo una entelequia, un engaño para la gran población que pocas veces tiene acceso a ella. Lo vivido por el banquero Josef K es una generalidad expresada en la mayor parte de los países, acerca de un sistema que como laberinto va inmiscuyendo al ser humano sin saber cual será su destino. Así ocurrió con aquel hombre que nunca supo de que se le acusaba, qué había hecho y cual sería su delito. Todos los personajes que intervienen son solo estratos de la realidad que el acusado vive, cuya puerta para saber la verdad, nunca se abre. Hay familiares, curas, abogados, amigos, médicos y todos representan el infortunio de la ignorancia. Nadie sabe que pasa. Cuantas miles y millones de veces habrán vivido en el mundo y los mexicanos, esa circunstancia en un poder judicial que utiliza vocablos técnicos que el acusado no conoce, que tiene estratos de distintas alturas y serviles juzgadores que se aprestan a servir, a los que están más altos.
KAFKA ESTUDIÓ DERECHO, SE TITULÓ EN DOCTORADO EN 1906. MURIÓ EN 1924
Kafka es autor de lo que se maneja como subgénero de lo absurdo, lo distópico y ficción, aunque algunos teóricos cambian ese enfoque por uno más real (y se capta en lo que realmente se expresa en El proceso). Kafka nació en Praga en 1883 de familia pudiente, pero su carácter retraído expresado en sus obras exhibía a un ser complejo en algunas etapas infeliz, con una visión decepcionante de la vida, pero muy acuciosa en la literatura. Qué mayor ejemplo que Metamorfosis para exhibir al ser convertido en insecto metafórico por la explotación del empleo común mal pagado. Las obras de Kafka pudieron no ser conocidas si no hubiera sido por su amigo Max Brod que las rescató. El proceso (con ediciones del 2012, que tuvieron 19 traducciones) que es una obra escrita entre 1914 y 1915 salió con cien libros en 1925, que enalteció la opinión de Le Monde. Agobiado por la enfermedad, el desamparo emocional y las malas relaciones con su padre, Kafka murió en junio de 1924 en Austria, pero en su obra dejó latente la frase que ahora se expresa cabalmente con esos que se dicen juzgadores y se la están jugando de manera burda por sus propios intereses: “La justicia nada quiere de ti. Te toma cuando vienes y te deja cuando te marchas” En el caso de México con este Poder Judicial, ni siquiera te toma