LIBROS DE AYER Y HOY/ Moliére. Las preciosas ridículas y los misántropos en México

Moliére se daría gusto  caracterizando a los personajes sui géneris que tenemos aquí, sobre todo en la política

TERESA GIL. México le dedicará este año a un gran periodista Ricardo Flores Magón, Precursor Revolucionario y en Francia y el mundo se inclinarán ante un gran dramaturgo Jean Baptiste Poquelin, mejor conocido como Moliére. El francés nacido el 15 de enero de 1622, cumple 400 años de haber llegado a un mundo en el que se dio vuelo creando arquetipos. Su genialidad y  sentido del humor hubieran estado en su elemento en México para calcar los muchos personajes que desfilan sobre todo por la política. Y encontraría  misántropos, enfermos imaginarios, tartufos, avaros y un sinnúmero de preciosas ridículas en su verdadera acepción, no con la postura crítica que les endilga el autor a dos mujeres de esa comedia. La que por cierto fue representada en el Julio Castillo hace tres años en este mes, por la Compañía Nacional de Teatro. Imagínense a Poquelin llevando a su escenario a la avaricia empresarial mexicana, avara para el país, pero que ha vivido de exenciones presupuestales  para después,  enviar sus ganancias a paraísos fiscales. O a los no tan Gentileshombres de los partidos, uncidos al dinero público y a los misántropos que dirigen sus críticas abrumados por el  odio.

MOLIÉRE, EXTRAORDINARIO COMO DRAMATURGO Y COMO SER HUMANO

La perspicacia de Moliére lo llevó a captar los elementos sui géneris de los franceses, lo que le ocasionó críticas, prisión y persecuciones de iglesia y poderosos. A él le valía, regresaba a su propio teatro y volvía a insistir en sus personajes. De esa manera se fue creando la leyenda de este extraordinario hombre cuyas obras  han sido representadas en el mundo miles de veces y reproducidas en teatros, series y filmes. La suya fue la profundización de la sátira y del humor, con mensajes directos que por cierto encantaban al monarca de entonces, Luis IV.

CONTEMPORÁNEO DE CYRANO, MOLIÉRE SE INSPIRÓ EN  SU AMADA ROXANA

La crítica de Moliére no solo fue para hombres. Las mujeres quedaron signadas con su comedia clásica Las preciosas ridículas ( Editorial Cátedra 1995) en la que volcó su postura sobre las ridiculeces de los sectores altos, en el uso del lenguaje y sus formas de vida. El preciosismo que usaban en la Corte y que es característico de la damas que acompañaban a la reina, fue víctima del gran humor del nacido en París, que tomó su nombre de batalla de un lugar común que se usa en Francia,  llamados precisamente moliéres. Según algunos autores, Moliére utiliza el nombre de Madelón Rubín, en alusión a Roxana del famoso poema de Edmond Rostand sobre Cyrano de Bergerac. Este había nacido muy cerca de Moliére, tres años antes, en marzo de 2019 también en  París y desde luego el dramaturgo tuvo que conocer las muchas hazañas del héroe de la nariz grande que murió a los 36 años. Moliére lo superó en 15 años de vida. Madelón puede ser entonces Roxana a la que coloca como preciosa ridícula, dama provinciana de buena cuna que quiere hacer carrera social en la capital y casarse bien, pero en el inter, ella y su prima Cathos, se asumen  cultas con un lenguaje sobrectuado, ridículo, que es motivo de burla de dos hombres. Como lo hizo con El Tartufo para criticar acerbamente a la iglesia católica, Las preciosas ridículas fue el mensaje que envió a los nobles y ricos de la época, para censurar sus excesos, incluso en el lenguaje.

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