
TERESA GIL
Cuando hay animales como perros y gatos en conflicto, y la información se convierte en real noticia, puede ser, lamentablemente, que el caso derive en una cuestión de propiedad y no de vida de animales. Y eso podría haber sido en efecto, el caso del Refugio Franciscano de perros y gatos, si grupos de activistas no hubieran tomado el asunto en sus manos. Utilizada la propiedad para dar refugio a alrededor de mil 300 animales, a partir de la herencia que dejó el dueño del terreno donde estaban instalados, hay la presión en este momento de los herederos fincados en la Fundación Antonio Haghenbeck, y de la Lama, de tener vacío el local sin dar soluciones. En este momento se discute como se resolverá el caso. El peligro en que han entrado los animales ha generado incluso cierre de carreteras en el Estado de México para hacer un llamado urgente. La respuesta que se ha dado es que se trata de un asunto privado, pero ¿Puede ser asunto privado la vida de seres vivientes, no importa quienes sean? En información se destaca que hay animales que tienen más de varios días sin comer ni tomar agua. Por eso se pide urgencia y presencia oficial. Diría el gran poeta español Rafael Alberti, para confortarlos:
A Niebla
Niebla mi camarada,
aunque tu no lo sabes,
nos queda todavía
en medio de esta pena
bombardeada, la fe,
la alegría, la alegría,
la alegría.
POCAS VECES LOS ANIMALES SON TOMADOS EN CUENTA EN CONFLICTOS.
¿Qué pasa en un mundo de hundimiento con los animales que nos acompañan? Cuando se habla de guerras, de conflictos diversos entre humanos, de incendios, de lluvias portentosas, de ausencia, entre muchas cosas, ¿En qué en papel quedan esos seres que son parte de nuestra vida diaria? Hemos visto ahora con las lluvias que acabamos de pasar, como la gente llevaba a perros y gatos en los brazos dentro de la inundación que llegaba a la cintura. Fue uno de los actos más sensibles que miramos en la defensa de la vida animal, de esas personas. Pero pocas veces en las notas diarias de los medios se menciona en pequeñas o grandes convulsiones, que pasa y pasó con los animales involucrados. Durante los sismos que nos han agraviado, la información ha sido rala. Los animales cuando son protagónicos es siempre para lamentarlos, salvo en esos casos maravillosos en donde alguien arriesgó su vida para salvar a un gato o a un perro.
EL PERRO PROTAGONISTA Y GUARDIÁN, DE LA VIDA DE SU AMO
La literatura ha sido larga y tendida para hablar de perros y gatos y meterlos en forma abundante en la poesía. Pero también en las canciones. Vayamos a la canción mexicana y con José Alfredo Jiménez en aquella su canción sobre el Perro negro, el que ajustició al hombre que agredió a su amo. Eso recuerda a lo que sostienen los estudiosos de los perros, sobre su conocimiento, su ascenso numérico hasta cinco, el concepto de su percepción de acuerdo a la raza, pero sobre todo su comportamiento cercano al humano cuando se trata de cuestiones de apoyo, de obediencia pero sobre todo de defensa. En la canción de José Alfredo, el perro negro mata al asesino de su amo, en una disputa de celos en la que un cacique apropiado de una joven muchacha, aleja con la muerte al joven que quería liberarla. El guanajuatense lo describe en el camposanto:
Y ahí estaba echado un perro
sin comer y sin dormir.
Quería mirar a su dueño
no le importaba vivir.
Así murió el perro negro
aquel enorme guardián,
que quiso mucho a Gilberto
y dio muerte a don Julián.
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