LIBROS DE AYER Y HOY/ La prisión de Trump, para discriminar y como pena

TERESA GIL

Al contrario de la promoción humanística en las prisiones de muchos países, el gobierno de Estados Unidos retrotrae su postura carcelaria a la edad media; la cárcel como destrucción  del ser humano en la eliminación del no deseable. De hecho eso está inserto en la pena de muerte actual, pero cuando no está dictaminada, se actúa igual creando condiciones para eliminar al preso a partir de carencias. Y lo que está atrás en muchos casos, es la discriminación y el utilizarla además, como  inversión. Eso se ve allá, pero aquí lo vimos con Felipe Calderón y al parecer sigue igual, porque las cárceles se utilizan como negocios para las empresas privadas que se ocupan de ellas. Grandes negociazos se crearon con  nuevas cárceles en México y llamaba la atención en esos tiempos cercanos, que el precio de un preso fuera  alrededor de 4 mil pesos diarios, solo por sus alimentos. Como lo evidencia Donald Trump en este momento, entre más presos haya, más ganarán los empresarios y menos gente no blanca -que es la mayoría encarcelada-, transitará por las calles.

PESE A POSTURAS HUMANÍSTICAS DE SIGLOS, LA CÁRCEL NO NIEGA SU NOMBRE

Desde mi niñez, acostumbraba visitar las cárceles acompañada de mi familia. La religión que profesaban tenía como principio apoyar a los presos y llevarles el fin  de semana aparte de doctrina y libros, frutas y otros alimentos, Yo fui infinidad de veces. Y ya como reportera, hice muchos reportajes  para Periódicos Healy de Hermosillo, acerca de mujeres presas, algunas envenenadoras, otras golpeadoras, las de mas allá ladronas. En la Ciudad de México visité por largo tiempo para hacer  entrevistas los reclusorios, sobre todo el Oriente y la cárcel de mujeres, y vi algunas transformaciones de aquellos tiempos de mi infancia y me encontré a personajes famosos que hacían lo mismo que nosotros de entonces, apoyar a los presos, entre ellos el cantante  César Costa. Solía  comentar en esas visitas, lo descrito por lo presos del 68 y aquella temible prisión El apando con la que Gustavo Díaz Ordaz se vengaba de sus opositores. Eso mismo lo menciona Rafael Caro Quintero en Estados Unidos,  por su prisión en un cuarto mínimo que no tiene ventanas.  Genaro García Luna denuncia  la restricción que tiene incluso con sus abogados defensores  a los cuales solo ha podido  contactar tres horas y media en tres meses. Son delincuentes ya sentenciados, el primero en México,  pero los principios humanísticos siempre llevan a aplicar un gesto de generosidad a quien ha delinquido.

NEGOCIAZO EN PRISIONES CON TRUMP Y EN MÉXICO CON CALDERÓN

Lo que está pasando en Estados Unidos con Trump, en donde los presos sobre todo migrantes han aumentado en 54 por ciento en los últimos meses, es que son empresas privadas las que están administrando y se sienten muy satisfechas con el aumento. Con ese porcentaje sus ingresos han aumentado considerablemente. Según The Independent es el 86 por ciento de esas empresas las que llevan ese control en los más de 60 mil presos que están atendiendo. Así sucede en México y se acentuó en  la época de Fecal, al dar a un  sector empresarial dedicado a eso, el control de las cárceles. Por otro lado, ante la presión que ejerce Trump sobre el poder judicial que ya ha lanzado varias resoluciones en contra del ejecutivo, algunos jueces deciden en contra pero le dan vueltas al asunto para que no pueda ser captado el verdadero objetivo. Es el caso de la prisión a todas luces ilegal creada en  Florida, Alcatraz de los Caimanes,  a la que se señala como peligrosa (no por el maltrato a migrantes que es grave) porque por sus instalaciones está alterando el sistema pluvial de la zona, cosa que además es cierto.  Mientras, los presos en esa cárcel están dentro de las peores posturas medievales de Trump.

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