TERESA GIL
La felicidad ja ja ja ja ja, cantaba Palito Ortega allá por el 1977 y él la calificaba en el hecho de sentir amor. En estos días esa felicidad se ha definido de muchas maneras. Como una forma de introducir esa sensación en la vida de los humanos, la ONU decidió en 2012, crear el día internacional de la Felicidad el 20 de marzo, quizá para dejar presente algo que no se debe de olvidar. Se ha hablado tanto de ella en los últimos tiempos, que no le queda a uno sino expresar sorpresa, cuando lee las muchas generalidades con las que un sector califica lo que se vive en el país. O sea, que la calificación de su estado de ánimo, si no coincide con sus críticas y sus desahogos puede estar a un nivel de inconsciencia. Porque no coincide, repíto. Otra cosa es la expresión fundada en un estado de satisfacción plena, que se expresa de muchas maneras. Si la candidata opositora del vientre amplio califica a este sexenio como un desastre y se escuchan sus carcajadotas y se ve en sus imágenes sonriente a diario, quiere decir que las cosas no están tan mal. Nadie ríe cuando es infeliz.
La felicidad ¡ ja ja ja ja!
de sentir am o o o o r
le hace cant a a a a r
a mi corazón.
LOS MEXICANOS NO FALLAN AL DECLARAR FELICIDAD, PESE A QUEJAS
El tema de la felicidad gusta a la gente y muchas secciones en los medios, han hecho sus encuestas después de comprobar que el INEGI hizo la suya. Los porcentajes son variados de acuerdo al tema que hace feliz, pero en lo general es positivo. En el mundo muchos organismos hacen lo mismo. Yo recuerdo una encuesta que hizo la OCDE hace diez años, en la que los encuestados pese a reconocer en sus países inseguridad, violencia, desempleo, se declararon felices. En México en ese entonces el porcentaje que en poco ha variado actualmente, fue de 7.4. Yo señalé en mi crónica también en ese entonces, que el que debía de estar muy feliz era el titular de ese organismo de 38 países, José Ángel Gurría por los muchos recursos que ha recibido del erario de nuestro país y su alta pensión temprana. Pero al pobre parece que no le está yendo muy bien, nada feliz, en este momento cuando soñaba con ser candidato presidencial.
LA FELICIDAD REFLEJO DE IGNORANCIA EN UN MUNDO FELIZ, DE HUXLEY
En Un mundo feliz, el famoso libro de Aldous Huxley, cuyo título fue tomado de un diálogo de La tempestad de Shakespeare, la felicidad de la gente reside precisamente en su ignorancia. Los dirigentes de la llamada era fordiana, como llama Huxkey la época en que se desarrolla su sátira en referencia a Henry Ford el magnate automovilístico, procreaban seres de laboratorio con una inteligencia acorde a sus actividades. Privados de familia, ciencia, libros, naturaleza, hogar, aquellos seres eran impresionantemente felices. No había nada que enturbiara su existencia, vivían en un mundo perfecto, el Estado Mundial. La sátira implica muchos personajes, Marx, Lenin, Freud, Darwin, Engels, Bonaparte y el omnipresente Shakespeare, solo leído por el único salvaje de la trama. Huxley, autor de más de 40 obras,(estuvo en México y sus libros abundan en mexicanos, mezcal y sotol) y considerado como uno de los grandes escritores de Inglaterra, escribió Un mundo feliz como una crítica a la industrialización desbocada que se vivía en los años 30 del siglo pasado. Es sin embargo una obra futurista que se desarrolla en el año 632 y vaticina muchas de las cosas que estamos viviendo. Algunas bandas de música internacionales han echado mano de la obra para componer sus canciones, aparte de los muchos filmes que ha inspirado. El vaticinio lo está viviendo el mundo en la actualidad con el aturdimiento tecnológico que hace felices a muchos. Y con lo único que permitían los fordianos a sus genes, el juego de la pelota en cualquier expresión, siempre que generara consumo. Quizá por eso muchos mexicanos son felices. Tienen el futbol.
La felicidad ¡ja ja ja ja!
Me la dio tu am o o o o r
hoy vuelvo a cant a a a a r
Gracias al amor.