TERESA GIL. Algo puede ser cierto de lo que se dice contra Daniel Ortega presidente de Nicaragua. Pero llama a sospecha que la información provenga de agencias extranjeras y detractores permanentes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), algunos de los cuales fueron expulsados con el total de 224 opositores enviados a Estados Unidos. Después de ver cómo se maneja el conflicto Rusia-Ucrania siempre desde la perspectiva gringa, a favor de Ucrania sin tomar en cuenta las causas que produjeron el conflicto, hay que repensar el caso Nicaragua. Sin dejar de lado desde luego, los casos que puedan ser probados por sectores confiables. Si uno lee al escritor Sergio Ramírez uno de los promotores de esta debacle al grado de hablar con respeto y pasión de un tipo cuestionado como Mario Vargas Llosa y a varios de los Chamorro recalcando sus permanentes ataques al FSLN, la cosa se torna compleja. Yo traté a Carlos Fernando Chamorro a principios de los 90 en Buenos Aires, donde fuimos jurados de la Agencia EFE e incluso viajé con él a México, y sus posturas contra el sandinismo eran evidentes.
EL SANDINISMO FUE ATACADO SIEMPRE POR ALGUNOS DE LOS EXPULSADOS
En primer término fuera del hecho presente, hay que recordar que Nicaragua igual que Cuba, son sedes estratégicas para Estados Unidos y la cercanía de ambos países a la URSS, antes y ahora con Rusia, no era ni es bien vista por el que se cree dueño del continente americano, Estados Unidos. El ilegal embargo contra Cuba durante décadas pese a la enorme oposición de los países signados en la ONU y aquella terrible guerra de la Contra auspiciada por el país del norte, que generó miles de muertos y baldados en Nicaragua, da una idea de lo que es capaz el imperio gringo para evitar lo que considera intervención del comunismo. La guerra de la Contra que actuaba desde Honduras, se inició desde el triunfo de la Revolución Sandinista el 26 de julio de 1979 y duró largos años. Mientras se atizaba el fuego contra los 9 comandantes sandinistas, uno de ellos Victor Tirado de origen mexicano, en el mundo hubo simpatía por ese movimiento. Yo estuve varias veces en Nicaragua y vi a personalidades de todo tipo apoyando a los sandinistas, uno de ellos don Pablo González Casanova que acaba de cumplir 101 años, que vi ahí junto a Julio Cortázar, Mario Benedetti y otros muchos intelectuales. Me tocó hacer entrevistas a varios comandantes, Tirado y Tomás Borge entre ellos. Y en México y otros países, se veía un apoyo y simpatía por esa revolución, que se fue aplacando a la par que se enfrentaba con la vida real que había dejado la dictadura de los Somoza. Caso muy parecido se ve ahora en México, con AMLO, que se ha enfrentado después de la larga dictadura priísta a opositores que quieren volver a retener al país. La diferencia personal, sin embargo, es notable. En aquel caso estaban en acecho, no solo la iglesia católica a través del arzobispo Miguel Obando y Bravo y su grey, sino las familias que habían sido dominantes, los Chamorro entre ellos, que ven al país como propio y otros ex somocistas que extrañaban las ganancias.
JUZGAR A NICARAGUA A PARTIR DE ANÁLISIS PROFUNDOS DE LAS DOS POSTURAS
La gran marcha que se realizó en Managua en respaldo al gobierno de Ortega el pasado 11 de febrero, demuestra que tiene apoyo interno y que la posición de las personas expulsadas con pérdida de nacionalidad, ha trascendido a varios sectores del país. Algunos de aquellos si pueden tener incorporada la definición de las consignas de los marchistas; traidores a la patria. Pero el caso de las dos posturas debe analizarse. Caso similar tenemos en Venezuela con Nicolás Maduro, después del extraño cambio de parte de Estados Unidos hacia el presidente, que exhibe la evidencia de los intereses. El petróleo no tiene ideología. Los análisis que se hacen de lo que pasa en Nicaragua, a través de sus detractores y medios al servicio de los imperios y a veces pagados por estos, son para difamar y orillar al descrédito. Pero este análisis debe ser a partir de todas las perspectivas y que sea el pueblo el que decida.