LIBROS DE AYER Y HOY/ Goethe: luz más luz. Aquella infamia de Fecal

TERESA GIL

La luz eléctrica llegó por primera vez a la capital del país, el once de diciembre de 1881. Todavía la noche anterior, un Pedro Infante de aquel siglo hubiera pedido un favor al que cuidaba la lámpara de gas:

Si el sereno de la esquina

me quisiera hacer favor,

de apagar su linternita

mientras que pasa mi amor.

Imagínense la sorpresa y la algarabía de la gente al tener ese tipo de luz. Por coincidencia, un día once aunque de diferente mes, se define el problema de la luz en la capital del país. Uno fue aquel once de diciembre ya mencionado y el otro ocurrió en la madrugada del once de octubre de 2009, cuando Felipe Calderón montado en la presidencia que según datos le robó a AMLO, le dio el golpe al organismo Luz y Fuerza del Centro y mediante decreto lo borró del mapa. Más de 44 mil trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), fueron desalojados de sus derechos. El Poder Judicial convalidó el hecho. De acuerdo con la dirigencia del SME, los cambios que se avizoran en ese poder permitirán hacer justicia en el proceso a los jueces que participaron en esa violación, institucional y laboral.

LAS LÁMPARAS DE GAS REFULGÍAN EN UNA CAPITAL CUANDO LLEGÓ LA OTRA LUZ

El Porfirio Diaz que tomó posesión de la presidencia en 1876 y que desde luego no avizoraba su dictadura, fue el que dió la orden de instalar por primera vez en la capital la luz eléctrica, (aI parecer ya había instalaciones en Guanajuato y se usaban además en las minas). La historia da el dato de que se instalaron cien lámparas en la Alameda Central y cuarenta en el centro. La instaladora fue la compañía Knight. El presidente ordenó entonces que las lámparas eléctricas se fueran  instalando en las colonias en sustitución de las lámparas de gas. Un día antes de esa instalación, sin duda aquel Pedro Infante que también cantaba las Mañanitas en el siglo XIX, le dijo entonces al señor sereno que todavía cuidaba la luz de gas:

Ahora si señor sereno,

le agradezco su favor.

Encienda su linternita

que ya ha pasado mi amor.

LUZ MÁS LUZ PEDÍA GOETHE AL MORIR. Y AQUÍ LE CUMPLIERON DESPUÉS

La famosa frase luz más luz, que dicen que dijo Johan Wolfgang van Goethe al morir, le fue concedida en 2016 en México cuando se celebraron los 50 años del Instituto Goethe de México, al crear  en torno a esa festividad, la luminosidad que exigía el poeta. Pero en esa ocasión  a través de la invaluable luz eléctrica. La frase  ha sido interpretada de varias maneras. La demanda de luz ante una oscuridad que empezaba a sentir y otra, exclamada como frase en demanda de la grandeza de su país, Alemania. En su obra principal Doctor Fausto, que se publica más bien como Fausto (editorial Oceano 2020). el gran  escritor y poeta, ya había transitado por la oscuridad de la creación en esa alianza medieval del doctor Fausto en su pacto con el diablo. Las noches de walpurgis  rememoran esa extraña  festividad oscura de seres  extraños, que solo un extraordinario poeta pudo concebir. Su frase nos alienta para utilizar y exclamarla en bien de nuestro país, cuando la luz eléctrica  ha regresado a nuestros rediles, después de aquellos negociazos que hicieron tanto Fecal como otros.

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