TERESA GIL
Contra viento y marea se inicia otra presidencia priísta, basada en una reelección, principio que fue repudio de la Revolución Mexicana, ahora utilizado. Alejandro Moreno Alito se queda en otra dirigencia, cuando el que fue el partidazo ha llegado al enanismo no solo electoral, sino como ente público. Difícil es olvidar que el PRI gobernó el país durante ocho décadas. con otro nombre desde 1929. Los resultados están a la vista. Ellos, exacerbados, hablan de la construcción de un país, de sus grandes obras, haciendo a un lado el hecho de que era el entorno mundial, de que había un presupuesto que se manejaba al antojo y que siempre se estuvo a la zaga. Por eso somos un país con una enorme deuda todavía, pese a las riquezas naturales que tenemos. No se pueden negar los episodios que vivimos -buenos y malos-, los grandes personajes que se levantaron en esa historia pese a la precariedad de un sistema, tampoco que hubo un movimiento revolucionario que lo precedió y causó la muerte a millones, cuyos principios fueron volcados en una Constitución, pero alterados y subestimados de acuerdo a los intereses en pugna. La famosa revolución institucionalizada denigró a los largo de los años los ideales que se acuñaron con sangre y fuego, la corrupción se aposentó como un frankenstein que fue creciendo con el tiempo y nos topamos además con el neoliberalismo. Y ahora con la reelección en el PRI.
DE UNA DICTADURA PERFECTA, AL FRACASO Y AL ENANISMO REELECTOR
La presidencia priísta creó una dictadura a modo, como lo sostienen intelectuales de derecha como Vargas Llosa, una especie de monarquía, que vivió como viven los reyes en otros entornos, autócratas, dueños de vidas y haciendas -en mezcla autóctona de caciques y viejos dictadores-, y usando los recursos a su favor, familias, hijos que estudiaban aquí y en el extranjero y eran tratados como delfines y la vida exhibía a esos monarcas, con grandes fortunas, caserones y enseñoreados y dando órdenes como verdaderos absolutistas. En ese largo caminar, miles vivieron y murieron en la pobreza. Las clases sociales se definieron en contra de las grandes mayorías y llegamos en 2018, con un país de más de 60 millones de pobres según datos publicados, casi la mitad en miseria extrema, endeudado (46 por ciento más con EPN), inseguro, volcado de muertes y todo el sistema saqueado y en crisis: en eso terminó la obra del PRI y aliados que se le sumaron.
MÁS DE 50 PRESIDENTES PRIISTAS FUERON LLEVANDO AL FRACASO A SU PARTIDO
Absurdo que un partido venido a menos, pueda hacer una elección pública, con todos los recursos del erario y avalado por el INE. El aparato que exhibía un partido en decadencia que quedó en tercer lugar en las elecciones de 2018 y en las presidenciales recientes, era superior al que tenía: se hablaba hace seis años de un padrón de 6 millones 764 mil 615 afiliados, con prerrogativas que implicaban un dispendio aparatoso, como todo lo de ese partido que fue vapuleado por el elector en las dos últimas elecciones. Cincuenta y dos presidentes -pocos repitieron- tuvo el sistema priísta desde 1929 con el Partido Nacional Revolucionario (PNR), más tarde con el Partido de la Revolución Mexicana (PRM) con catorce los dos, y a partir de 1946 ya con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), con el resto más uno si se cuenta la reelección de Alito.
EL PRI, REPROBADO EN EL INTERÉS PÚBLICO QUE EXIGE LA CONSTITUCIÓN
Según el artículo 41 de la Constitución, los partidos son entidades de interés público. Los tres fundamentos de su existencia son estimular la vida democrática del pueblo, favorecer la integración de la representación nacional e impulsar la representación ciudadana en el poder; pocos partidos lo han hecho y lo han logrado con equidad, menos el PRI. Señala la carta magna que los partidos tendrán trato equitativo y apoyo económico. Pero la realidad ha demostrado que eso no se ha cumplido. Solo con revisar el trato que tuvieron el PRI y sus antecesores durante más de 80 años, se derrumban esas premisas. Lo complejo de estos organismos que en México se iniciaron en 1919 con el Partido Comunista Mexicano (PCM), lo aborda desde muchos niveles Maurice Duverger en su famosa obra Los Partidos Políticos ( Fondo de Cultura Económica 2012). Ha sido libro de texto de los dirigentes de partidos mexicanos, si es que esos dirigentes leen. El teórico aborda el tema desde muchas perspectivas en dos partes, La estructura de los partidos y Los sistemas de partidos. El mismo reconoció no obstante que en su complejidad, tardaría más de 50 años en delimitarse claramente que son los partidos. Como la edición que tenemos es de 1984 ( Fondo de Cultura Económica), la complejidad sigue. En un retroceso en el caso del PRI, según lo vemos en el arquetipo que hoy realizó reelección de su dirigencia