TERESA GIL
Las instituciones que manejan agrupaciones masivas, como es el caso de las instituciones de salud públicas, deben de tener un control informativo de alto nivel. Manejan derechos con dinero público y tienen obligaciones no solo con el derechohabiente, sino con el estado. Están obligadas a saber la situación de cada uno de sus integrantes, para eso hay grandes avances en la información. Hace poco, el IMSS empezó a exigir la credencial de elector como obligación para dar consulta. Nunca vi por ningún lado ninguna información que alertara y han sido muchas las personas que han tenido problemas para que les den consulta. Eso no obstante de llevar el carnet de rigor y que en casos de mucha vigencia, hasta los propios médicos y enfermeras den fe de conocer al paciente. Suele intervenir, en ese caso, una coordinación de asistencia médica, que da el visto bueno para la atención. No se sabe que pasa con los que perdieron su credencial de elector en casos de urgencia.
HAY CIERTA POLÍTICA AGRESIVA CONTRA PERSONAS DE LA TERCERA EDAD Recientemente, después de un grave accidente automovilístico que me ha dejado con cierta incapacidad, una funcionaria del IMSS, de la clínica 28, llamó a mi casa para preguntar porqué no había acudido a mi última cita. Como yo contesté se retiró satisfecha. Había comprobado mi vida. Me llamó la atención porque tengo más de 65 años haciendo uso de los servicios de esa institución, de la que he recibido magnífica atención y pensé que estarían preocupados por mi salud cosa extraña porque la mujer no me conocía y poco después supe que ya era una política llamar a personas de la tercera edad que por alguna razón no se presentan para confirmar si todavía viven. Es terrible lo que se siente, porque se capta la visión administrativa de ser solo un número, el valor que se le da a una persona, un dato de pago de pensión y de aplicación de servicios, para eliminar su nombre y abrir otro expediente. El humanismo es algo que debe de estar presente en esas instituciones.
SE OBLIGÓ EN UN TIEMPO A COMPROBAR LA SUPERVIVENCIA
Hace diez años el ISSSTE fue obligado a eliminar el control de la supervivencia, con el que obligaban a la tercera edad a registrarse y dar a conocer que estaban con vida, en determinados períodos. Desde entonces se veía como una agresión, pero sobre todo, resaltaba lo primario de la información que manejaba una institución tan reconocida en ese entonces y que por otras vías podía informarse de la situación de sus pacientes. Pero eso está haciendo ahora el IMSS o quizá lo ha hecho siempre, pero no lo habíamos comprobado. Es verdad que hay gente abusiva que no da a conocer la desaparición de sus familiares y sigue cobrando sus pensiones, pero un poco más de modernidad en la información podía eliminar esos problemas. Lo que hace una persona al cobrar pensiones que no son propias se puede tipificar como delito federal en el caso del IMSS y del ISSSTE, como instituciones federales, pero he sabido que esas instituciones solo exigen la devolución del dinero y quizá solo pongan un tache en el expediente.
JULIO VERNE Y EL USO DE LOS MEDIOS MÁS MODERNOS EN LAS SOLUCIONES
Los casos mencionados los resuelven las nuevas tecnologías y de hecho ambas instituciones las manejan, ¿Por qué entonces hacen llamadas, piden tarjetas y averiguan a nivel doméstico cuestiones que tienen una posición pública, como es el caso de los pensionados? Es urgente que las nuevas autoridades tomen en cuenta ese problema porque es afrentoso para los pacientes. Adelantarse a la época es de grandes cerebros y en la literatura hay casos extraordinarios, uno de ellos Julio Verne entre otros que se adelantaron a su tiempo con futurismos científicos, médicos y literarios que se han hecho realidad. Verne, nacido en Nantes hace 196 años, está considerado el más alto visionario de la ciencia ficción. Adelantó cosas que hoy son reales y dio una gran probada en los medios noticiosos y la tecnología, adelantando lo que muchos vaticinan ahora, el fin de la letra impresa. Al hablar en ese tiempo de las videoconferencias se mete al futuro fonoteléfono y de hecho llega, ¡oh prodigio!, al internet. En un artículo parisino habla de una red de telecomunicaciones, como un telégrafo mundial, una red, similar al internet. Fue tan temeraria su propuesta en 1863, que se archivó y se publicó hasta 1994. En la década pasada se presentó una exposición sobre Julio Verne en la Ciudadela y alguien se llevó uno de los catalejos que probablemente usó el capitán Nemo en Veinte mil leguas de viaje submarino (Editorial Porrúa 2021). No se ha sabido que pasó. A lo mejor fueron los del IMSS o del ISSSTE, para ver si aprendían algo.