LIBROS DE AYER Y HOY/ El extraño caso de Lula. Y de Harris

TERESA GIL

El Partido de los Trabajadores (PT), creado por Lula da Silva, reconoció plenamente las elecciones en Venezuela que han querido impugnar los opositores aliados a Estados Unidos. Y por ello resulta incomprensible la actitud de Lula al dejar claro a través de sus representantes en el BRICS, su repudio a la inscripción de Venezuela en  ese grupo. Más cuando se sabe que la invitación a Nicolás Maduro presidente del país sureño, había sido de Vladimir Putin ¿El mensaje sería para éste?  A nivel mundial su conducta ha causado estupor y muchos han recalcado el hecho con críticas. Sin embargo ya ha habido otros signos no solo en torno a  Maduro, sino actitudes que demuestran algún cambio en el presidente brasileño. Su presunta cercanía con el  grupo de los Siete (G7) por ejemplo, que lo invitó el pasado junio a su encuentro, quizá con intención de incorporarlo. Brasil es un país rico.

EL PETRÓLEO EN  EL JUEGO SUCIO QUE ENFRENTA NICOLÁS MADURO

Pese  a que la propia dirigente nacional del PT Gleise Hoffman, consolidó cabalmente el triunfo de Maduro en Venezuela,  Lula estuvo moviendo las aguas en contra, incluyendo en su momento a México. El mismo canciller de Lula ha dicho que no había certeza en esas elecciones queriendo dejar en suspenso el hecho de que la toma de posesión de Maduro será hasta enero y que el opositor Edmundo González, ahora asilado en España, pretende echar abajo anunciando  también su toma de posesión. Entonces Lula que tiene rencillas petroleras con Maduro, se suma de hecho a esa postura jamás demostrada con datos, en la que descaradamente participa el gobierno de Pedro Sánchez,  al meterse en la soberanía de un país. Juego que sirve al imperio norteño, cuyo único e insistente interés en Venezuela, es precisamente el petróleo.

UN VOTANTE SUFRIDO, ANTE LAS  ENTELEQUIAS DE  HARRIS Y TRUMP

Cuando las elecciones están a la vuelta de la esquina el 5 de noviembre, en Estados Unidos, los partidos sacan todo lo que pueden para destrabar un presunto empate en la participación de Kamala Harris y Donald Trump.  A este ya lo conocemos y sabemos de lo que es capaz. Pero lo que se trata de endilgar a la mujer, incluyendo a personalidades como el ex jefe economista del Banco  Mundial, Joseph E. Stiglitz, es un apoyo en libertades que pretende conmocionar a los votantes, sobre todo mujeres a las que se ha quitado el derecho al aborto y a la gente gay, que sufre limitaciones. Y desde luego la libertad del voto. Estas  promesas que son normales en toda votación, no se sabe si se cumplirán, pero tienen el contexto de tranquilidad, que recrea en buena parte la quietud de ciertas clases  ¿Pero y lo externo? Los promotores se quedan callados cuando del exterior se trata,  pero se sabe porque Harris lo ha asegurado que al igual que Joe Biden seguirá apoyando a Israel. O sea, que las matanzas de Netanyahu seguirán si gana Harris. La verdad que es de compadecer al pobre votante de Estados Unidos, porque para ganar en logros y paz interna, seguirá apoyando con su voto si lo hace por Harris, las matanzas en Palestina.  Y por otro lado al votar por Trump, lo que está ofreciendo contra los migrantes y las restricciones económicas que alcanzan a México, entre otros retrocesos.

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