TERESA GIL
Absurdo, que ahora la discusión en torno al conflicto en Gaza sea sobre como enviar alimentos, cuando lo lógico es que simple y llanamente se cancele la agresión e Israel sea sometido a juicio por genocidio. En esas vueltas dilatorias en las que también está metido Estados Unidos, se evidencia de parte del imperio el servir en nombre de Joe Biden, a dos posturas: seguir apoyando a Israel y por otro, quedar bien con la población gringa que ya lo desprecia, para no perder la reelección. Todos son intereses. La gente de Palestina solo es un interés en este momento para ese país, cuando los alimentos que enviaba se han convertido en otro problema de muerte ya que, al desprenderse desde la atmósfera, abiertas las cajas han matado a varias personas y lejos de ayudar, han agregado otra causa de agresión.
LE DAN VUELTAS AL PROBLEMA, EN LUGAR DEL CESE DE LA AGRESIÓN
Lo absurdo es que le den vueltas al problema, planteando todo tipo de soluciones evasivas, cuando lo lógico, como lo plantea Hamas, es cesar los ataques de Israel y dejar de enviar armas desde Estados Unidos. Hasta el jueves 8 de marzo se habían enviado once mil 500 raciones que no han resuelto el problema de la hambruna y Estados Unidos sigue con el proyecto de crear un muelle para canalizar por agua y tierra los envíos, mientras la Unión Europea propone un corredor para hacer lo mismo. Planes que se estancan en darle vueltas a un problema que como se dijo se puede resolver tajantemente con la suspensión de la agresión y dar un tente en lo drástico al agresor Israel. La ONU plantea lo mismo del cese al fuego, pero al parecer su fuerza no es suficiente. En ese inter, aparte de los ataques directos, pueden morir centenares de hambre y desnutrición.
EL MANÁ QUE SE ENVIABA A LOS CAMINANTES DEL DESIERTO, ERA PUNTUAL
La bendición del alimento conocido como maná, que el llamado pueblo elegido recibía en el desierto, en realidad no tiene nada de divino, si se analizan las diferentes coberturas del tal alimento. Se trataba de semillas o plantas, que se recogían por la noche o al amanecer, cuando el rocío se había secado y presentaba diversas expresiones según el pueblo que lo recogía. Los creyentes discuten al respecto y defienden sus posturas, pero en realidad eran alimentos que daba la naturaleza, como ahora los tiene cualquier campesino, que al ser sometidos a proceso alimentan y alimentaban a la gente. En el Viejo Testamento, en el Éxodo y en Números, se discurre sobre este pan que también está en otros documentos que no reconoce la iglesia oficial. En algunos casos era una especie de coriandro de color blanco según las enciclopedias, que al ser molida y horneada, se parecía a las obleas con miel. Para otros, era de color oscuro y sabía a tortas aceitadas. Aquel alimento en el desierto, con pocas opciones, era lo lógico para la supervivencia aunque se habla de un alimento que llegaba del cielo, pero en realidad lo daba la tierra y había que procesarlo. El que se tira del cielo transportado por aviones, es de los dioses modernos, los también dominadores, los que usan la comida con fines electorales, como lo está haciendo Biden, el que con una mano envía pan y con la otra armas.