LIBROS DE AYER Y HOY/ Derramar la propia sangre

TERESA GIL. A veces se da, por desgracia, el derramar la sangre del mismo origen. Eso acaba de ocurrir en Memfhis. Pero ¿hasta que punto se llega al extremo de matar a un propio hermano, eximiendo de culpa al resto de la sociedad? En el capítulo 4, versículo 10, del Génesis de la Biblia (Santa Biblia Reina-Valera 1960) el dios Jehová  condena a Cain asesino de Abel, su propio  hermano, “La voz de la sangre de tu hermano, clama a mi desde de la tierra”, le dice el poderoso a Cain, pero el mismo dios había puesto una diferencia entre los dos hermanos que se expresó en la violencia cometida contra Abel. La forma tan brutal como los cinco policías afroamericanos asesinaron al también afro Tyre Nichols de 29 años, por un incidente de tránsito, no tiene ninguna disculpa y se espera una sanción grave por homicidio agravado, pero queda  claro que esa ferocidad e instinto mortal expresados de la manera más violenta, se fueron estereotipando con el tiempo, ante la misma agresión sufrida durante décadas, por los negros. Al opinar sobre el caso ocurrido la primera semana de enero el presidente Joe Biden solo lamentó los hechos, sin hacer hincapié en que la violencia está presente como cosa común en su país. Y se extiende al mundo empujada por los propios imperios. Lo estamos viendo en el apoyo multimillonario del gobierno estadounidense a Ucrania para encauzar una guerra mundial.  En ese sentido ¿Qué importancia puede tener para ellos, que alguien asesine a un negro?

CÓDIGOS PENALES SE VAN EN PRIMER TÉRMINO A DELITOS DE SANGRE PROPIA

Lo delitos que se cometen entre personas de la misma sangre, tiene  una penalidad agravada en la legislación mexicana, más si se trata de los padres del asesino. Es un delito que se vincula con la traición a la patria y suele tener a veces la misma penalidad, porque en la  metáfora, se está agrediendo a quien da la vida. Esta concepción se extiende a otros miembros cuando se trata de una familia, pero se aclara, singularmente, que en otro delito en el que hay derramamiento de sangre propia, el infanticidio, hay una penalidad disminuida. La lógica es que no es lo mismo matar a quien da vida que matar a quien se le dio. Es terrible el enunciado, pero por desgracia así se estipula. En caso de Memfhis son personas sin nexos familiares y eso se tomará en cuenta en la penalidad. Pero fue un caso “Absolutamente espantoso” según el jefe policíaco.

LAS GUERRAS FRATERNAS Y ALIANZAS CON ENEMIGOS, HAN DESTRUIDO PAÍSES

Las guerras fraternas abundan en las páginas de la historia. De hecho hay en este momento varios países en las que hay guerras civiles, intestinas. Yemen es uno de ellos, casi totalmente destruido. La guerra del narco en México agrede a los propios connacionales.  En los retazos coloniales se mencionan los apoyos de nativos al invasor para vengar a sus enemigos. En la propia actualidad, se menciona a los que se prestan a dar información a partir de traiciones ideológicas. Lo vemos en los artículos y esa información que se da a medios extranjeros  sobre el actual gobierno. Las muchas decisiones que se toman, la forma como los gobiernos van creando  la pobreza y la miseria en los pueblos,  parte del mismo estado  y de  la misma patria. Se derrama de muchas maneras  la sangre de lo propios hermanos. Volviendo al caso Memfhis al que se suman según la autoridades casi 60 años por la acumulación de delitos, para otros el caso no sorprendió porque la agresión a personas de la misma piel y del mismo origen no tiene  nada que ver si existe un problema ideológico. Puede tratarse de blancos que odian a los  blancos  como ha sucedido en muchos ataques y negros contra negros. Finalmente el color de la piel no siempre determina la enemistad, sino cuestiones que son más profundas. Todo depende.

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