LIBROS DE AYER Y HOY/ Assange, cuando no callarse es diferente

TERESA GIL

Con la valentía de siempre, Julián Assange se enfrenta de nuevo al imperio, al criticar y denunciar a la Fundación del Premio Nobel por haber dado el de la Paz a la derechista María Corina Machado y violar con ello los principios que impuso Alfred Nobel al dejar la herencia de ese premio. Caso que habíamos denunciado hace una semana en nuestra crónica, desde la perspectiva del uso político que había hecho esa fundación. La denuncia ha retumbado en el mundo, cuando en contradicción,  oponiéndose  en muchos sentidos, otro personaje como Gustavo Petro, el mandatario colombiano, asegura que invitó a la señora mencionada a su país a la par que se alía de esa manera con Donald Trump  (el miedo no anda en burro), para oponerse a Nicolás Maduro, al que califica de dictador. Por otra parte, al mismo tiempo se menciona en algunas redes y medios, la presentación del libro del periodista  Humberto Musacchio: Cállense, los Nuevos Rostros de la Censura (edición 2025). Todas esas quejas que contiene el libro más de 50, curiosamente y al parecer, han surgido en los dos últimos gobiernos pese a la represión anterior y la censura que comprobé de cerca en muchas ocasiones. Y que ahora en estos tiempos se denuncia públicamente, cuando coincide con  la cancelación de dádivas económicas, que tanto han afectado a cierto sector del periodismo.

ASSANGE, CUANDO LA IMPORTANCIA DE NO CALLARSE, ES URGENTE Y VÁLIDO

El mundo conoce lo fundamental de las denuncias que llevaron a Assange a la prisión y al peligro incluso que pudo haberlo llevado a Estados Unidos con terribles consecuencias. Ahora, liberado y en plena acción debe recordar que en aquellas denuncias que hizo, entre miles, había algunas sobre los fines y propósitos de los imperios para adueñarse del mundo. Ahora lo que está pasando de manera tan clara en América, cuando ya hay evidencias peligrosas de una invasión y de un  inicio que no augura nada favorable, ratifica aquellas denuncias y sale de nueva cuenta con un señalamiento fundamental: facilitación de crímenes de guerra impulsados nada menos que desde la Fundación del Premio Nobel, un organismo que fue creado para impulsar la paz.

PERIODISTAS QUE DENUNCIAN ¿HABRÁN LEÍDO LA CONSTITUCIÓN

Como periodista de muchas décadas, nunca he sido censurada en los dos últimos sexenios. Ni en medios importantes por los que he pasado ni en otros más sencillos. Pese a un periodismo de abierta denuncia, en el que uno se puede equivocar en datos, pero no en verdades. Las otras denuncias, las actuales de comunicadores, las locales, las que aparecen en el libro de Humberto Musacchio, no las he leído aún y no dudo que algunas sean justas. Pero después de ver algunos nombres publicados que usan la libertad de expresión a diestra y siniestra, me sorprende que se quejen. Me preocupa además ver el nombre de una periodista llamada Yuriria Sierra que se queja. Recuerdo y lo publiqué y mencioné en varias ocasiones que la señora entre broma y serio, publicó que AMLO presuntamente, debería de ser asesinado. Es público que la señora jamás fue reconvenida. Leí algunas de las ofensas de las que se quejó la gobernadora de  Campeche e hice una crónica para defenderla porque considero que todo se puede decir de diferente manera. He leído parte de las muchas ofensas que le hacen a Claudia Sheinbaum como funcionaria pero también como mujer y no se si los denunciantes tienen que ver o han denunciado a los que las publican. Sería importante  saberlo, porque ante la exigencia de un derecho, está la exigencia de no callar cuando alguien es ofendido Y así por el estilo. La Constitución es muy clara en sus limitaciones y creo que la mayoría de los los periodistas de las denuncias deben haberla leído. Ojalá les pueda servir.

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