LIBROS DE AYER Y HOY/ Alerta de ancianos a: Bienestar, Profeco e IMSS

TERESA GIL

El círculo se cierra en torno al obradorismo y hay muchas cosas importantes que hay que reconocer. Como es fundamental en los altos niveles, son las cosas mayores, los grandes asuntos los que trascienden y es natural porque impactan a toda la nación. Los asuntos que devienen en aparentemente menores, se incorporan en esas alturas dentro de la preponderancia de lo grande. Por eso hoy me quiero referir a esas cosas pequeñas o recalcarlas por ya dichas, que no salen a plano pero que siendo tan fundamentales han sido hechas de lado, pese a que repercuten vitalmente en un sector de gran trascendencia: el de la tercera edad. Menciono tres: Las huellas desaparecidas de los dedos de los ancianos que agreden  sus derechos sobre todo sus pensiones; el trato al cliente mayor en las tiendas de autoservicio y la sordera adulta no atendida en  los consultorios de las clínicas del IMSS, porque hay una separación material creada desde la pandemia entre médico y paciente, que consiste en un grueso cristal y el cubrebocas reglamentario, que impide que el anciano sordo escuche su diagnóstico. Hay que agregar que hay gente joven, sorda, que está en la misma situación.

DE PRONTO LAS HUELLAS DE LOS DEDOS NO PINTAN Y LOS BANCOS RECHAZAN

El viejo sistema digital que usan los bancos para dejar marcada la verdadera identidad, sistema fundamental en otros tiempos para descubrir el crimen, se sigue aplicando en esos bancos para dejar constancia de certeza ¿Pero ¿qué pasa cuando con la edad, las huellas digitales se han borrado y la mayoría de los ancianos no pueden demostrar la certeza requerida?  Muchos ancianos han tenido que esperar otras opciones, con  la presencia incluso de familiares y el rastreo de viejas credenciales, para poder demostrar su identidad. La misma que será igual de frágil para el siguiente cambio o la pérdida de la tarjeta. Ha sido un problema reiterado que no se soluciona y que el mismo PAN ha mencionado en torno a una iniciativa sobre el tema, lo mismo que sectores empresariales que buscan la solución. Las dependencias que manejan los casos de la tercera edad, como la Secretaría de Bienestar, deberían de resolver la opción que se debe tomar. Se propone la imagen del iris y otras soluciones, pero no queda claro cuando el anciano precisa ir al banco ante empleados en su mayoría desatentos, que se portan groseros con el cliente.

LA PROFECO OLVIDA QUE EL CONSUMIDOR ES SU MATERIA DE EXISTIR

Dentro de los problemas que más han quedado expuestos en este sexenio y que quizá se consideró menor, fue el trato que debe de recibir el consumidor. Para eso se creó la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco). Se olvida que todo el país es consumidor, aunque algunos lo hagan por interpósitos familiares. El consumidor es el que mantiene a todas las tiendas del mundo Sí no se consume esas tiendas no existen, pero las cosas las ven al revés. Los que actúan como portentos tratan al consumidor como les da la gana. Y esa actitud trasciende a sus empleados sobre todo cajeros que no suelen recibir cursos para el trato humanitario e informativo al cliente. Tienen trabajo porque el consumidor lo paga con su consumo. Tratándose del caso de los ancianos, el asunto se complica por la edad, por el cansancio en las colas y por la ignorancia a veces de muchos de los  precios y cambios en  la compra. En algunas tiendas como Soriana, colocan la caja de los ancianos en el pago de cuentas bancarias oficiales y ahí se ven decenas de ancianos esperando que los pagos se concreten. En quejas que se han presentado sobre abusos a ancianos, la Profeco se ha hecho la desentendida y le da la razón a la empresa. Tengo datos concretos y los he publicado aquí mismo.

EL IMSS DA BUENA ATENCIÓN PERO DESCUIDA A ANCIANOS SORDOS

Dos cosas se pueden mencionar al IMSS en este momento que afectan a ancianos. En una estarían incluidos todos los asegurados y derechohabientes sin importar la edad, pero repercute más en los ancianos. Me refiero a la exhibición de la credencial de elector que antes no se pedía y bastaba con el carnet. Quien no lleva esa credencial no recibe consulta a menos que se investigue su caso en la oficina pertinente y den el permiso. Es un trámite de pérdida de tiempo sobre todo en emergencia. La medida nunca fue publicada ni anunciada y hace meses que se empezó a aplicar. El otro caso es el de la separación en los consultorios del médico y el paciente, por un grueso cristal que aleja al médico y el cubrebocas que éste usa para dar su diagnóstico y hacer las preguntas. Desde esta columna se han propuesto  altavoces internos o algún  método que resuelva el problema. La única solución hasta ahora es llevar a una persona de intérprete, que también tiene problemas para escuchar por lo grueso del cristal y suele estar de pie para poder hacerlo. Una cosa absurda.

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