LIBROS DE AYER Y HOY/ Alaska. Putin y Trump y la amenaza gringa

TERESA GIL

Vladimir Putin llega a Alaska como a su antigua tierra, sitio que Donald Trump considera suyo. Los ojos del mundo están puesto en Alaska donde un Trump, que se desmorona al ver ancianos afectados por las balas rusas en Ucrania, mientras miles mueren en Gaza, demostrará si como ronca duerme. Ya nos imaginamos las presencias en la base militar  Elmendorf Richardson.  La poca afinidad política del presidente de Estados Unidos, se capta en el hecho de que sostiene que en una reunión fincada para tratar entre otras cosas, el caso Rusia -Ucrania, éste debe de ser resuelto.  Cualquier ente realmente político y sobre todo con delicadeza, sabría que en una junta de concertación se debe llegar sin las manos atadas de conclusiones, sino para discutir éstas en diálogo. Pero el no solo pasa sobre eso, sino que ha estado amenazando en  los últimos días que “habrá consecuencias severas” si Putin no cesa la guerra en Ucrania. La reunión no obstante, no se agota en aquella guerra, sino en una lista de situaciones, entre ellas propuestas para asegurar una paz permanente  en el mundo.

A ZELENSKY Y A LA UE, LES URGE RESOLVER EL CONFLICTO CUANTO ANTES

Trump ha llegado al extremo que asegurar que después del acuerdo en esta reunión, incluirá a  Volodimir  Zelensky en  una posterior, como si Putin y el ucraniano tuvieran  la misma dimensión. La intromisión de Estados Unidos en una guerra de dos países, que ha concertado vía el país del norte a los países europeos, es parte de una prepotencia que se plantea desde América el derecho a decidir. La Unión Europea (UE), tuvo que doblar las manos y hacer gastos suntuarios no solo en  armas, a la par que eliminaba  el apoyo ruso en varias soluciones económicas y domésticas. Pero la ideología es la ideología y hasta Emmanuel Macron se refiere a Trump  como  el que “ordena”, exhibiendo  la  dependencia que están sufriendo ante lo que consideran  una amenaza del gigante ruso. Y ahora, ante la prolongación del conflicto (estalló el 24 de febrero del 2022), varios países europeos ya sufren por la inversión en armas y otras cosas y les urgen soluciones prontas. En el  mismo  caso está el gestor de esta guerra, Zelensky, -por la forma como eran  tratados los ciudadanos rusos en Ucrania-, que se dirige a papá Trump, que lo ha tratado mal, e incluso hasta lo ha corrido, para que resuelva la situación

PUTIN, TRANQUILO, HABLA DE SOLUCIONES DISCUTIDAS CON CALMA

Ante la urgencia de Zelensky que está en  la cuerda floja de su puesto, Putin está calmado. También le urge la solución y se ha mostrado en  los últimos ataques ya muy definitivo, pero demuestra que no caerá en la presión de Trump.  Descarado, Zelensky quiere salir de esta guerra limpio con todos sus lugares en casa y con garantías, como si actuara como el mediocre actor que es, en una farsa transitoria. La opinión pública ha tenido clara la forma como el ucraniano se dirigió a los pocos días del ataque ruso, a Norteamérica y desde entonces ha sido alfil de ese país que tiene torvas intenciones en aquel entorno. Esas intenciones en Joe Biden eran más profundas incluso, porque había interés personal.

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