TERESA VALDÉS BETANCOURT (SemMéxico/prensamerica.com Colima). Alentador me resultó encontrar un libro de historia mexicana, en cuyas páginas aparecen las mujeres, reconocidas en su verdadero desempeño. En este caso suis generis, se refiere al texto donde se analiza la cotidianidad del zapatismo nacido a principios del siglo XX, comparte de la Revolución mexicana en esa contienda comandada por Emiliano Zapata en las regiones de Morelos, el estado de México y pueblos del sur del actual territorio de Ciudad de México.
La publicación del libro La vida cotidiana entre zapatistas 1910-1920, con la autoría del Dr. Alejandro Rodríguez Mayoral, editado por la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad de Ixtapalapa, cuenta con el respaldo de la revisión y acreditación de numerosos documentos, cartas, mapas, informes, memorias, publicaciones periodísticas, que reflejan la vida de mujeres y hombres quienes experimentaron profundos cambios de sus vidas por las acciones de guerra.
Una realidad. La cotidianidad de esas familias fue cambiando profundamente en la medida que se extendía la rebelión campesina. Los enfrentamientos entre zapatistas y federales, junto con las balaceras, provocaron migraciones forzadas, provocó que las casas, los barrios, las rancherías, se abandonaran y así quedaban deshabitadas. En esta situación el autor evalúa cómo se reflejó lo que sucedía con las mujeres, niñas, niños y personas de la tercera edad, cuando los hombres se incorporaban a la guerra y marchaban.
Considerar en un análisis sociohistórico o antropológico la presencia femenina en la cotidianidad a reflejar, obliga usar nuevos lentes de lo “oficialmente establecido” donde la historiográfica de corte masculino, impuesto desde siglos pasados, excluye y segmenta a los grupos humanos en sus acciones. Se trata de reppescribir la historia, donde las personas, hombres y mujeres, se ven reflejadas en su cotidianidad con acciones, roles, experiencias que el Dr. Alejando Rodríguez, explicita en el caso de las mujeres, y así se aleja con nuevos puntos de vista, evitando los estereotipos y prejuicios sexistas que lastran y cuando se refiere a las campesinas mujeres rebeldes, que acompañaron a sus esposos, combatientes, coroneles o generales, agrega nuevas formas de participación femenina.
Textualmente reconoce:
“…existieron otras que tomaron las armas como zapatistas, pero que son menos conocidas como las coronelas Celia y Esperanza de apellidos desconocidos, quienes estuvieron al mando de Inocencio Quintanilla en el estado de México. Igualmente, se conoce a la coronela María Félix Méndez quien peleó desde Las Balsas hasta Cuautitlán en el Estado de México…”
“En Puente de Ixtla, las viudas, esposas, hijas, hermanas de los rebeldes formaron su propio batallón y se rebelaron para vengar a sus muertos…”
En el libro La vida cotidiana entre zapatistas 1910-1920, se habla y explican la tareas de las soldaderas, también conocidas como Adelitas, mujeres involucradas en la revolución mexicana, que elaboraban alimentos y también fueron víctimas de la violencia desde diferentes maneras y señala:
“Las zapatistas que tomaron las armas fueron quienes más cambiaron su manera de vivir, debido a la situación de constante peligro…algunas alcanzaron grado de coronelas y ganaron autoridad y se convirtieron en estrategas con hombres bajo su mando… Estas rebeldes asumieron una condición de igualdad con los hombres respecto a derechos y privilegios como si fuera cualquier soldado, según un testimonio“.
Este volumen no es un libro feminista, es un texto de investigación sociohistórica, donde necesariamente las mujeres aparecen y son reconocidas porque ellas siempre están, como parte de la sociedad, aunque en muchas ocasiones sean omitidas.
Saludo al Dr. Alejando Rodríguez con esta publicación mexicana que convoca a reescribir la historia con nuevas maneras, porque nuestras palabras son tan poderosas que pueden construir o destruir y también conducen a preservar la verdad histórica que contribuye a enriquecer la identidad nacional, sin exclusiones sexistas.