TERESA VALDÉS BETANCOURT (SemMéxico, Colima, Colima). Inicia el año de manera furiosa y rápida, con una combinación de inflación y las carencias económicas en la llamada cuesta de enero, agravadas por meses de pandemia y sus severas limitaciones hasta emocionales. Lamentablemente, Banxico estima que esta situación se extenderá hasta marzo del 2022, por el alto promedio de la inflación, por lo cual, las personas más afectadas, las mujeres están más revictimizadas. que integran los grupos con las condiciones económicas más desfavorecidas, nombre edulcorado que se otorga, a la pobreza extrema.
La cuesta enero se hace más pronunciada para este amplio sector de la población en México, especialmente con la nueva ola de COVID, aunque algunas instancias de gobierno en diversos estados, de manera mesurada, se niegan a cerrar las fuentes de trabajo para evitar se atrase, la necesaria recuperación económica.
Durante los días de diciembre, las familias encontraron un respiro con las entradas adicionales por el aguinaldo, los bonos, las remesas de regalos y otros ahorros que permitieron el disfrute de las fiestas navideñas. Enero resultó el regreso a la realidad, con incremento de los gastos, incluso con la asistencia presencial a las escuelas que conlleva uniformes, calzados, útiles escolares, dinero para pasajes, entre otros gastos, porque la Secretaria de Educación está combinando las clases presenciales y digitales, lo que multiplica los costos.
La inflación en la cuesta de enero, implican conjunto de subidas de precios, tarifas y tasas que suceden al inicio de cada año, y que afectan la capacidad de compra y consumo de la sociedad y en particular, al colectivo familiar, a la comunidad, desde todos los puntos de vista que reclama otras maneras de cooperación.
Las estadísticas reconocen que, el récord del índice de precios en México,7,3%, el más alto desde 2001, está en sintonía con los picos también en Europa o EE UU, que registran una inflación tan alta como hace tres décadas, durante la Guerra Fría.
Las mujeres empoderadas incorporadas a la fuerza laboral con su aporte a la economía doméstica, propician los nuevos roles de género que abren otras perspectivas. Como proveedoras, deberán ajustarse para enfrentar su patrimonio, a fin de asumir, el desembolso anual para asegurar servicios municipales como, los pagos por el suministro de agua, las tarjetas bancarias, así como actualización de los documentos de tenencia del vehículo, impuestos del predial, teléfonos, Internet, entre otros, que son imprescindibles para garantizar la calidad de vida.
Para a salir más rápidamente de esta crisis tradicional, ellas aportan desde diferentes posiciones. Dentro de ciertos grupos de más pobreza, en los cuales muchas mujeres se mantienen dentro del hogar y deben administrar el escaso presupuesto a partir de una sola entrada de dinero, que proviene de un único proveedor en caso que exista, o por su propio trabajo silencioso en la economía informal.
Entonces, urgen nuevas maneras para organizar y reordenar los roles domésticos, de la pareja, incluidos niñas, niños y adolescentes, porque la familia en su conjunto, también cambió sus relaciones al reconocer la presencia contundente de la fuerza de trabajo feminista.
Resulta alentador, recordar las propuestas y exigencias tradicionales por la igualdad en el acceso al trabajo y a los derechos civiles y humanos, para las mujeres, quienes hoy, pueden exhibir cómo ellas participan y aportan para salir más rápidamente, de esta combinación peligrosa de inflación, cuesta de enero y otra ola de contagios, en esta pandemia que afecta a la humanidad.
@Letra Clara.