
DRINA ERGUETA
SemMéxico, La Paz, Bolivia. Esta semana los titulares informaban sobre que el flamante presidente de Bolivia, Rodrigo Paz, había obtenido un primer préstamo importante de un organismo internacional por lo que iniciará su mandato, este 8 de noviembre, con ese respaldo para intentar sacar al país de la crisis económica que vive. Una primera deuda contraída, aunque tiene otras pendientes que no puede dejar de lado.
Sí, son al menos tres grandes deudas que tiene Paz y su gobierno y que en su administración tendrá que asumir. Luego de 20 años de gobiernos y políticas de orden popular, que priorizaron la participación estatal en la economía y también una relación directa con las organizaciones sociales, se inicia una nueva etapa donde la disminución del Estado, la privatización y la relación con organizaciones empresariales, entre otras medidas liberales, se impondrán conformando un nuevo escenario.
La primera deuda que asumirá Paz es tal cual, una deuda o mejor dicho varias, con organismos internacionales (CAF, FMI, BM, etc.) con el objetivo inmediato de resolver la carencia de combustible que es subvencionado en Bolivia, la carencia de dólares en el mercado y reactivar la economía.
Esta política de endeudamiento con esos prestatarios no es gratuita, implica, además de los pagos y los intereses, la aplicación de políticas muy dirigidas en un marco político concreto que, por la experiencia propia en los años 90 y en la de otros países en esas fechas y en la actualidad, implicarán altos costes sociales ya que, por lo general, las deudas las acaban pagando quien menos tiene, el pueblo.
La segunda deuda tiene que ver con sus votantes, gran parte de ellos votantes de su vicepresidente Edmand Lara, por lo que también tiene una deuda con él. Lara, que está siendo marginado de todas las acciones, reuniones y decisiones importantes de este nuevo gobierno (que ya ha empezado a gobernar antes de asumir), buscará demostrar su fuerza en el espacio en que cree que la tiene, con la gente que le sigue.
Lara ha llamado a una concentración popular paralela a los actos oficiales de investidura. En la plaza San Francisco, próxima al centro del poder, la población que le apoyó deberá esperarle inmediatamente después de la posesión. Será ante esa multitud (se espera que así sea) donde, ha dicho, jurará y prometerá hacer un buen trabajo.
Así como el FMI, el BID o la CAF prestan dinero con condiciones de tipo político, que se traduce en herramientas económicas, la población que votó a Paz y Lara también tienen condiciones y en su momento se las recordarán, por mucho que hoy el nuevo gobierno esté haciendo lo que quiere. Bolivia tiene una base social con gran capacidad de movilización que podría activarse en una situación dada, aquí hay una deuda que no se puede obviar.
Finalmente, una tercera deuda es con una población que ha estado ausente en las elecciones, en los discursos, los programas de gobierno y en la representación política, las mujeres, que son la mitad de la población y es una mitad que, al igual que la otra, vota y se moviliza.
Las mujeres son, además, cada vez más conscientes de su fuerza y de sus derechos. Las chicas jóvenes ya no tienen miedo ni vergüenza de decir que son feministas o, si no lo dicen, asumen posturas feministas en su día a día, lo que es un gran avance social. Por ello también hay un retroceso en muchos varones que, viéndose en una pérdida de privilegios, tienden a ser más conservadores.
Paz y Lara están lejos de ser feministas, no hablan de luchar contra las violencias machistas; al contrario, se puso atención a proteger la presunción de inocencia de los varones acusados. De feminicidios, violaciones, violencia física y psicológica, etc. no se ha dicho nada. Esa es una deuda porque es una realidad que se vive cada día y es algo que este nuevo gobierno debe atender y las mujeres se lo recordaremos como lo hace el cobrador del frac.
Bolivia es un país muy complejo, con una gran diversidad social, económica y cultural para atender. Un gobierno no puede representar sólo a un grupo de la sociedad, ni a un tipo cultural, ni a un solo sexo. Para lograr el objetivo de un país mejor, no puede olvidar esa diversidad y seguramente tendrá que hacer equilibrios, allí estará su habilidad. Entre tanto, hoy goza de un periodo de gracia, como con toda deuda inicial, a la espera de los primeros resultados. Ojalá haga lo adecuado y no olvide a su principal y más importante acreedora: la población boliviana.
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