
IRMA PILAR ORTIZ
La “Tremenda Corte” se instala hoy en el Palacio de Justicia de México.
El Tremendo Juez, Nananina, Rudecindo y Tres Patines entrarán a escena y ya veremos quién se distingue más por sus ocurrencias, que serán muchas; ahora sí, los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) tendrán que cumplir al pie de la letra las indicaciones que les dicten desde Palacio Nacional.
¿De qué otra forma podrían pagar los 400 millones de pesos que sufragaron para que la empresa Offset y Serigrafía SC de RL de CV imprimiera los acordeones, y los 8 mil pesos que, desde la Secretaría del Bienestar, en cheques bancarios, para cada uno de los miles de operadores políticos que los distribuyeron por todo el país?, como lo documentó la revista Proceso de septiembre.
Pues, sólo con sentencias acordes a los designios de la Presidencia de la República. ¿Apoco creían que el pueblo “bueno y sabio” fue el que los eligió por su carisma, popularidad y supuesta preparación? Noooo. Fue una operación orquestada desde el partido en el poder, con el respaldo económico del gobierno Federal.
Después de la irregular, por no decir fraudulenta, elección de jueces, ministros y magistrados, se tendrán que legitimar, sin caer en el recurso fácil de la narrativa populista y así cerrar la boca a quienes dudan de su autonomía.
De otra forma, los problemas del país se verán disueltos en la retórica de abrir las puertas al pueblo, que puede ser una buena estrategia propagandística pero que podría comprometer el rol técnico, institucional y constitucional que debe desempeñar la SCJN, lo que puede comprometer la calidad de la justicia.
La gran incógnita es si esta “Tremenda Corte” mantendrá el Estado de Derecho que permitió a México garantizar gobernabilidad, estabilidad e institucionalidad, que se tradujo en bienestar y desarrollo, por no decir orden y progreso.
Uno de los éxitos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, como la conocimos, fue la protección de los derechos fundamentales en México como la despenalización del aborto y el acceso a seguridad social a las personas que realizan trabajo doméstico.
Veremos si los ministros del acordeón, que llegaron al máximo tribunal de justicia burlando la ley, conocen la Constitución Política Mexicana en todas las materias.
Veremos si logran cumplir y hacer cumplir la ley. Porque su trayectoria personal no dice mucho a su favor, pues para empezar todos tienen simpatía hacia la 4T, empezando por quien será el próximo presidente, Hugo Aguilar Ortiz, que inició su aparición pública vistiendo trajes típicos chamula y un bastón de mando, cuando él no pertenece a ese pueblo originario, él es mixteco.
Afirma que la nueva SCJN será cercana a las personas, con diálogo directo y un entendimiento concreto de los problemas, dejando atrás los formalismos. Esto suena bien.
Pero desde cuando la aplicación de la ley depende del diálogo con los involucrados, porque al llegar hasta un tribunal, es que se considera tener la razón. Y entonces, ¿quién tenga la habilidad para llegar hasta los ministros será el que tenga el fallo a su favor y si la otra contraparte no sabe o no puede hacerlo? ¡Qué grave!
Por lo pronto, en estos días veremos una serie de eventos propagandísticos, con el demagógico uso de trajes tradicionales de los pueblos originarios y discursos donde se exaltará la supuesta democratización del máximo tribunal constitucional de justicia.
Discursos, retórica, oratoria, labia, todo eso serán los primeros días de los nuevos ministros. Esperemos sus resoluciones y ver las sesiones públicas para darnos cuenta quienes son en realidad estos nuevos ministros y, tal vez, sin querer recrearán cualquier capítulo de la “Tremenda Corte” con el Tremendo Juez, Nananina, Rudecindo y Tres Patines.
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