MARÍA MANUELA DE LA ROSA AGUILAR. Yevgeny Prigozhin jefe y dueño del grupo mercenario Wagner, que trabaja para Rusia, no ha dejado de denunciar falta de apoyo para su grupo y ahora señala que las tropas regulares están huyendo del frente y concretamente de una batalla crucial en Bakhmut, donde, dijo, con gran facilidad los ucranianos están recuperando terreno. Cierto o no, propaganda para distraer o evidencia de escisión en Rusia, no se puede confirmar por el hermetismo ruso; pero lo cierto es que la guerra continúa y el ímpetu es menos, a pesar de los anuncios reiterados de Vladimir Putin y su gobierno para incrementar el reclutamiento, un claro indicio de que el gran ejército de casi un millón de elementos no se ha visto desde el inicio ni ahora a casi año y medio del conflicto.
China, que es un aliado natural de Rusia no se pronunció en un principio, pero últimamente ha manifestado su deseo de que este conflicto llegue a buen puerto a través del diálogo. Turquía ha abonado mucho a ello, lo mismo el presidente de Francia, aunque Irán ha dado su apoyo abiertamente a Rusia, una acción esperada, siendo uno de sus aliados.
Si bien Prigozhin, el cocinero de Putin, es muy cercano a él, cuando hay dinero de por medio las amistades salen sobrando y si Rusia o ha podido cumplir con el pago a este mercenario, hay que señalar que la lealtad es un tema que desconocen los mercenarios. Pero, además, ya se ha hecho demasiado pública la diferencia con el sector militar ruso, lo cual pone a Putin ante una disyuntiva difícil. Además de que, como hemos dicho, es conocido el nivel de corrupción en las fuerzas armadas rusas, cuyo presupuesto se diluye y la falta de mantenimiento de su equipo y armamento deja mucho que desear. El segundo ejército más poderoso del mundo está en riesgo de ser humillado por un pequeño país. Aunque cabe la posibilidad, peligrosa y aterradora, de que, en su desesperación, Putin decida utilizar su armamento nuclear, entonces sí estaremos ante una Tercera Guerra Mundial.
Y tal vez sea este riesgo con el que jugará Putin para negociar el no llegar ante la Corte Penal Internacional, pues, aunque Rusia no haya suscrito el Acuerdo de Roma, está ahí también la Corte Internacional, dependiente de la ONU.
Respecto a las acusaciones contra Rusia hay una muy grave, aparte de los asesinatos y torturas a civiles ucranianos, el secuestro de unos 16,000 niños que fueron llevados a Rusia, posiblemente para adoctrinarlos y cambiar su idioma y cultura. Rusia ha dicho que los “rescató” y está en vías de regresarlos a sus familias, pero hasta ahora es sólo una declaración de prensa, no hay nada concreto, por lo que constituye asimismo una posible moneda de cambio si es que llega a haber negociaciones para poner fin al conflicto.
Rusia podría estar en serios problemas financieros pues esta guerra estaba planeada sólo como una invasión para apoderarse de Ucrania y ahí terminaría todo, nunca se esperaron que Ucrania se defendería con todo, dando un gran ejemplo de valor, patriotismo y solidaridad al mundo entero. Así que es posible que el presupuesto los haya rebasado, síntoma de esto es la falta de pago al grupo Wagner.
Por otra parte. El presidente ucraniano Volodímir Selensky sigue trabajando arduamente para conseguir apoyo, aunque lo tiene de todos los países europeos y de los Estados Unidos. En estos días visitará Italia, donde se reunirá con el presidente Sergio Mattarella y posiblemente con la Primera Ministro Georgia Meloni, de izquierda, antes fiel aliada de Putin, pero desde su toma de posesión se declaró a favor de Ucrania.
Se especula que el presiente ucraniano podría ser recibido en el Vaticano por el Papa Francisco, lo cual es probable, puesto que el Santo Padre ha mencionado que está en camino una misión de paz a Ucrania para poner fin a la guerra, lo que no ha sido anunciado oficialmente, pero sería lo más lógico, dado que el Papa se ha caracterizado por dar su posición muy abiertamente sobre las cuestiones internacionales. Y en este caso, no ha dejado de pedir por la paz en Ucrania.