>> AMLO burló a sus fieles
>> Ahora es “amigo” de Ciro
ANDY S. K. BROWN
Mejor lugar para asesinar a la democracia no pudo haber escogido la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados de Andrés Manuel López Obrador: la Sala de Armas ubicada en la Ciudad Deportiva de la Magdalena Mixhuca.
Cercado el Palacio de San Lázaro por trabajadores del Poder Judicial, estudiantes universitarios y población inconforme con la reforma constitucional que propone, entre otras cosas, la elección de juzgadores, se fueron a sesionar a la inapropiada sede alterna donde en los Juegos Olímpicos de 1968 se llevaron a cabo las competencias de esgrima.
Y no sólo emplearon el florete, se fueron de largo y sacaron a relucir espadas y sables para culminar su criminal obra que, en opinión de peritos forenses descabezó a un Poder de la Unión y dio paso libre para el establecimiento de una dictadura.
“Se pueden ir a sesionar al infierno, pero aquí en la Cámara de Diputados no van a sesionar hoy, ni mañana”, había advertido Patricia Aguayo, vocera de los manifestantes, horas antes.
Y sin aire acondicionado aquello parecía, en efecto, un infierno.
Con muchos demonios guinda, por cierto.
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Para que hubiese “miga” periodística. Por eso fue que López Obrador dijo el domingo en su mitin guion informe de gobierno que los servicios que presta el IMSS-Bienestar no son como los de Dinamarca, sino aún menores que los del país danés.
Eso respondió ayer en su mañanera cuando le preguntaron si lo había dicho de broma o, todavía peor, para molestar a sus críticos y opositores.
No. Fue para que hubiese esa “miga” periodística.
¿Y la aprobación a mano alzada de los asistentes de que sean electos popularmente los juzgadores?
Pues también.
“Ya ven como es el pueblo”.
Un pueblo al que burla, del que se mofa, al que tampoco le tiene un pizca siquiera de respeto.
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“¿A un amigo se le dispara en la cabeza para matarlo?”, preguntó ayer el periodista Ciro Gómez Leyva a López Obrador, luego de que en su mañanera dijera que son amigos desde hace muchos años.
Víctima de un atentado, por fortuna fallido, en diciembre anterior, a Gómez Leyva se le agotó la paciencia y, con razón, lanzó al aire por primera vez sus fundadas sospechas de que la autoría intelectual del mismo haya sido responsabilidad gubernamental.
“Supongo que dijo con ironía, eso de mi amigo Ciro porque ¿pues a un amigo se le insulta como me he insultado usted durante seis años? Yo nunca lo he insultado a usted nunca, nunca, nunca. He señalado algunas contradicciones puedo decir que me parece increíble que usted se atreva a decir en la plaza pública que los servicios de salud ya son mejores que los de Dinamarca, pero yo nunca lo insulte usted me insultó sin parar durante seis años”, dijo Ciro Gómez Leyva en su programa Por la Mañana en Radio Fórmula.
Y no. Confirmado. No son amigos. No pueden serlo. Además, Ciro ni siquiera desea su amistad.
Como muchos otros.
@AndySKBrown1