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ANDY S. K. BROWN
De los nombramientos que ayer hiciera Claudia Sheinbaum, el que más llamó la atención fue el de Mario Delgado, quien aún despacha como dirigente formal –el real es AMLO— de Morena.
Porque, no obstante que sobre él pesan graves indicios de corrupción en el feo asunto del huachicoleo fiscal, el cargo que ocupará desde principios de octubre próximo le da inmunidad y lo deja impune.
¿Será acaso porque los recursos obtenidos por tal delito consumado varias veces sirvieron para financiar candidaturas de los guindas? Es un premio, entonces.
¿O será castigo? Porque recuerde usted que, cuando Delgado hizo campaña en lo que entonces era Distrito Federal para ser senador de la República, su propaganda decía que él nos enseñaría a los chilangos lo que es ocupar un escaño en la Cámara Alta.
Nunca lo hizo.
Buen maestro, no es.
¿Entonces por qué darle una cartera tan importante a otro improvisado y además presunto delincuente?
¿Sólo para mantenerlo impune?
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Desde hace semanas, aún desde antes de los comicios de hace un mes, ya se hablaba de que Rosa Icela Rodríguez sería la titular de Gobernación en lo que será “el segundo piso de la Cuarta Transformación”, Sheinbaum dixit.
La ratificación, ayer, del pronóstico devela, otra vez, que estas decisiones de la próxima presidente o bien son adoptadas al alimón con el actual mandatario o, aunque se enoje la candidata triunfant, son francas intromisiones del tabasqueño en asuntos que ya no serán de su competencia que ella acepta con buena dosis de sumisión.
Ex reportera en el diario La Jornada, donde hace un par de días estuvo Sheinbaum; ex vocera de la ALDF y muy cercana a los hijos mayores de Andrés Manuel con quienes convivió cuando estos eran infantes y adolescentes, vale preguntar ¿si esos antecedentes le confieren las capacidades para encargarse de la gobernabilidad del país, de las relaciones con otras fuerzas políticas, con factores de poder como el de las diversas iglesias, etc.?
El tiempo lo dirá. Aunque…
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También se pronosticaba el ascenso de Omar García Harfuch de la titularidad de la policía capitalina a la cartera de seguridad pública o co vaya a llamarse del plano federal.
No tendrá mucho qué hacer en esa dependencia el nieto del general Marcelino García Barragán e hijo de Javier García Paniagua, toda vez que su supuesto brazo armado, la Guardia Nacional, ya está y seguirá estando en la esfera de competencias de los mandos militares del país.
Ojalá, pues, que en los meses que faltan para que tome posesión tome un buen curso de estadística, pues –como quien será su antecesora– sólo se dedicará a dar cifras sobre el creciente número de asesinatos, masacres, robos, asaltos, extorsiones y todo tipo de actividad que es producto en bonanza merced a los abrazos a los delincuentes.
Por lo pronto, don Omar, uno más uno igual a dos…
… dos por dos, cuatro…
… entre dos…
… ¡moche!
@AndySKBrown1