GREGORIO ORTEGA MOLINA
*“Lo terrible del poder es que contiene una ausencia de límite. Es terrible para el tirano, que queda trastornado por ello. Pero también es terrible para el esclavo. ¿Existe en el mundo un estoico al que no lograrían envilecer las crueldades más simples -el hambre, los golpes- si se le sometiera a un capricho absolutamente desordenado?”
Imposible permanecer ciegos, mudos y sordos ante lo que se nos viene encima este fin de sexenio. Unos días más corto, sí, pero mucho, mucho más costoso en términos sociales y de libertades políticas, porque todo lo hacen depender del supuesto regalo de los plásticos del bienestar.
El auténtico costo del abuso de los recursos fiscales, cuyo único logro fue autoengañarse en el poder y aspirar al sojuzgamiento mudo del México bueno y sabio, lo pagará la sucesora de Manuel Andrés López Obrador, en lo administrativo y la merma de poder, en lo demás somos los mexicanos los que cargaremos con el desfalco propiciado por las “manitas” de familiares y protegidos y por obras faraónicas inservibles, construidas sólo para satisfacer el insaciable ego del líder eterno, que dialoga con Juárez y se codea con el DETENTE.
Pareciera que el mexicano es un pueblo irredento, que a pesar del entreacto vivido entre 1982 y 2000, 18 años de denodados esfuerzos por democratizarnos y abrir la economía, tuvieron -los gobernantes y los poderes fácticos- miedo a la auténtica transición y nos estacionaron en una alternancia que únicamente empeoró la corrupción y la impunidad.
Para darnos una idea de dónde nos coloca la perversa necedad de Manuel Andrés López Obrador, les comparto los hallazgos de mis lecturas de los Cuadernos de Simone Weil.
*Formas del poder -o, mejor dicho, de la carrera por el poder.
*Cuando se da una gran inestabilidad y una gran brutalidad en la lucha por el poder, las pasiones son internas y sencillas; nunca se pierde el contacto con las necesidades naturales; la felicidad y la desgracia tienen más importancia, y menos los padecimientos interiores (Homero-Sófocles).
*Bajo los poderes estables, el amor se convierte, para la masa de simples particulares <dejando a un lado al pueblo>, en el principal medio de DOMINIO -es también el tiempo de la adulación… (Don Juan) (Racine).
*Al contrario, cuando el amor se convierte en un instrumento de poder, la pureza es prácticamente imposible.
La transición de un sistema actual a un sistema descentralizado es muy difícil teniendo en cuenta las condiciones objetivas -imposible, porque se necesitaría una colaboración consciente entre poderes y oprimidos. Los poderes nada harán por reducirse: aunque lo desearan, no podrán hacerlo por la rivalidad.
La desesperación se da allí donde se sacrifica al hombre.
Lo terrible del poder es que contiene una ausencia de límite. Es terrible para el tirano, que queda trastornado por ello. Pero también es terrible para el esclavo. ¿Existe en el mundo un estoico al que no lograrían envilecer las crueldades más simples -el hambre, los golpes- si se le sometiera a un capricho absolutamente desordenado?
El costo social, político y económico del paso de Manuel Andrés López Obrador, es altísimo. Resultó peor que Atila.
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