GREGORIO ORTEGA MOLINA
*La doctora Sheinbaum Pardo aprenderá, a marchas forzadas, que los proyectos y los deseos deben adecuarse a la realidad, y no a la inversa, porque de otra manera esta nación que ella buscó gobernar se convertirá en una de enfermos, y muchos muertos
Traen prisa los que serán integrantes del nuevo Congreso de la Unión y fieles intérpretes de la doctora Sheinbaum Pardo. Colocan la carreta antes que los burros. ¿Cuentan con los recursos suficientes para sembrar los cimientos de ese tan anhelado segundo piso? Si así es, parece que se niegan a priorizar.
La sociedad enferma se pasma y es reticente a modificar sus normas de conducta. Debe reconocerse que los mexicanos están a un tris de enfermarse, física -psicológicamente fueron inoculados con el germen de la confrontación y la necesidad de destruir toda empatía- y moralmente, porque puede ser que la solución a la más apremiante de sus necesidades básicas no llegue a tiempo y, si lo hace, consuma recursos que fueron considerados para aliviar otros problemas.
Sin el agua de la que dispuso Hércules para limpiar los Establos de Augías, nunca hubiera avanzado en la solución de sus otros trabajos impuestos por Hera. Hasta el día de hoy no he escuchado de propuestas serias para dar solución -al menos parcial, a la crisis hídrica. La falta de agua modifica conductas y trastorna la vida diaria, sin menoscabo de lo fundamental: afecta la salud, por falta de higiene, y porque de continuarse así, la producción de alimentos quedará más comprometida de lo que ya está.
Desesperan por agradar al líder y desaparecer los organismos autónomos, dejar borrada la actual SCJN y dar un ¿nuevo? Rostro al México que ellos refundan.
Mientras se afanan en las tareas político-administrativas para hacerse un país a su imagen y semejanza, debajo de la máscara de Plutarco Elías Calles se ocultan los escombros de lo que queda del sector salud, los estantes vacíos de la farmacia más grande del mundo, el ensueño de convertir a México en Dinamarca, sin siquiera detenerse a tomar una decisión sobre los ríos que se secan, las lagunas que fueron, los distritos de riego convertidos en páramos, porque los consideran innecesarios para los cimientos de su urgente segundo piso.
La doctora Sheinbaum Pardo aprenderá, a marchas forzadas, que los proyectos y los deseos deben adecuarse a la realidad, y no a la inversa, porque de otra manera esta nación que ella buscó gobernar, se convertirá en una de enfermos, y muchos muertos.
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