GREGORIO ORTEGA MOLINA
*Desconozco si Jennifer Hermoso y sus compañeras de la selección española, evaluaron lo perdido por su reacción y su renuncia. Por lo pronto, se habla más del beso que de lo que debió comentarse y ponerse sobre la mesa
Resulta que lo políticamente correcto, mezclado con el feminismo, exigen un control de las expresiones físicas e intelectuales que son producto de emociones espontáneas, debidas a los éxitos o los descalabros.
Los varones normales, los que no andamos de machos y golpeadores, pasamos del respeto a las mujeres, a tenerles temor, si no es que pavor. Una mirada equívoca te puede conducir al paredón de las redes sociales e incluso a la pérdida del trabajo, la estima de tu entorno y el respeto de tu familia.
Jennifer Hermoso es una futbolista fuerte, sana, excelente en su desempeño deportivo, y fue besada, sin más, por el señor Luis Rubiales. El poder físico de la “agraviada” le permitía rechazarlo, impedir que se acercara. Un rodillazo en los testículos y todo hubiera terminado.
Luis Rubiales se excedió en su felicidad porque la selección femenil de fútbol española ganó la copa mundial. Sabiendo que hoy no puede procederse como ayer, debió abstenerse.
Lo cierto es que los dos protagonistas del beso, olvidaron la voz de Juan Legido y Los Churumbeles de España. Hay que refrescar la memoria.
En España bendita tierra
Donde puso su trono el amor
Solo en ella el beso encierra
Armonía sentido y valor
La española cuando besa
Es que besa de verdad
Y a ninguna le interesa besar con frivolidad
El beso, el beso, el beso en España
Lo lleva la hembra muy dentro del alma
Le puede dar usted un beso en la mano
O puede darle un beso de hermano
Así la besara cuanto quiera
Pero un beso de amor
No se lo da a cualquiera
Desconozco si Jennifer Hermoso y sus compañeras de la selección española, evaluaron le perdido por su reacción y su renuncia. Por lo pronto, se habla más del beso que de lo que debió comentarse y ponerse sobre la mesa.
El nivel salarial de las jugadoras de fútbol, en mucho inferior al de los profesionales varones. Ellas también llenan estadios y generan riqueza.
La difusión equilibrada en los mismos canales de difusión de eventos deportivos.
Revisión de los convenios de publicidad, pues en un deporte de origen “varonil” y de apuestas, ellas difunden mejor imagen.
Elogio de su calidad deportiva, lo que debe abrirles presencia y mejor paga en los convenios de publicidad.
Los dueños de los clubes de fútbol femenino han disfrutado el entuerto, porque lo de los salarios, que era tema obligado, pasó a mejor momento.
Quizá pensaron que la estrategia del rechazo les sería útil. En la dignidad y el feminismo, sí; en lo económico y el reconocimiento deportivo no. Perdieron el fútbol y las jugadoras, triunfó la idea feminista de cómo ha de ser el mundo hoy. Y todo por el beso a Jennifer Hermoso.
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