GREGORIO ORTEGA MOLINA
*Ahí está el tema. ¿Qué y cómo estamos dispuestos a exigir a los gobernantes, y qué tanto modificaremos nuestros hábitos para preservar el agua? No nos veo dispuestos ni a unos ni a otros
¿Pudo la Gran Tenochtitlán convertirse en la Ciudad de los Palacios sin perder el entorno lacustre? Estoy seguro de que sí, como lo prueban esas enormes ciudades europeas donde no entubaron sus ríos. Basta con visitar Brujas, en Bélgica, Ámsterdam, en Holanda, Venecia, Estocolmo… ¿se imaginan el Sena entubado?
Son las actividades humanas las que iniciaron, propician y favorecen el cambio climático, y nada hacemos para detenerlo y preservar nuestras vidas. La codicia tuerce todas las decisiones, incluido el diagnóstico, pues culpamos a los contaminantes de combustibles, a la industrialización, a la minería, a la deforestación, la contaminación de las aguas, pero ¿quién se refiere al desarrollo urbano desorganizado y exigente de recursos naturales?
Crecen las zonas urbanas y se abandona el campo. Pronto habremos de preocuparnos por capacitar y formar a los productores de alimentos, pues nadie desea vivir donde no hay luz, Internet, agua corriente, servicios sanitarios, y detergentes que escurren contaminantes por las tarjas, inodoros y atarjeas.
Las últimas semanas han crecido los reclamos por la falta de agua. ¿Debimos esperar a que el destino de la sequía, la mugre, la contaminación y la inconformidad nos llamaran a la puerta? El agua es de todos, y todos debemos contribuir a preservarla. Los que la desperdicien, la disfruten en sus pasatiempos, sus albercas, sus amenidades acuáticas, que paguen por ello; los que contaminan, que sean multados. ¿Por qué los gobernantes y los gobernados no convergen para determinar necesidades reales y reorientar el desarrollo, el crecimiento en armonía con la naturaleza?
Propone mexicolectivo lo siguiente:
Procurar el acceso de toda la población al agua potable y el saneamiento adecuado.
Lograr los objetivos de calidad del agua establecidos y adoptar los objetivos adicionales necesarios para garantizar el valor ecológico de los recursos hídricos in situ y las funciones ecológicas que proporcionan.
Avanzar en la armonización/integración de políticas con un enfoque de nexo agua-alimentación-energía-biodiversidad.
Gestionar el uso sustentable de los recursos hídricos y las cuencas hidrográficas asociadas, protegiendo los ecosistemas y los suelos, para mantener el suministro adecuado de agua dulce de calidad apta para el uso humano, para la conservación de los ecosistemas, y para mitigar riesgos asociados al cambio climático.
Proteger, restaurar y prevenir el deterioro de todos los cuerpos de agua superficial y subterránea para garantizar el logro de los objetivos de la calidad del agua.
Ahí está el tema. ¿Qué y cómo estamos dispuestos a exigir a los gobernantes, y qué tanto modificaremos nuestros hábitos para preservar el agua? No nos veo dispuestos ni a unos ni a otros.
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