LA COSTUMBRE DEL PODER/ De la confrontación social al odio entre mexicanos: la dilución de la idea de Patria y el sentido de pertenencia

GREGORIO ORTEGA MOLINA

*Así como las olimpiadas de Berlín en 1936 sirvieron de escaparate al nacional socialismo para anunciar lo que traería sobre sus gobernados, en el destino de Europa y del mundo, los juegos de París, recién celebrados, fueron la vitrina para anunciar las modificaciones del comportamiento cultural, del tránsito hacia la civilización que hace de la integración un honor y un desafío.
Los conceptos de patria, sentido de pertenencia y unidad nacional dejan de tener sentido salvo para políticos como Donald Trump y los líderes de la 4T, para los soberanos de Rusia, Corea del Norte y China. Para ellos la soberanía está por encima del cambio civilizatorio

*“El error consiste en presuponer que los gobernantes que han accedido al poder a través de las instituciones no pueden modificar ni destruir esas instituciones -aunque eso sea exactamente lo que han anunciado que van a hacer”. Al diablo con las instituciones. ¿Recuerdan la frase y lo orondo del que la pronunció?

Hace años estamos inmersos en un cambio civilizatorio cuyas consecuencias serán profundas. El comportamiento de la humanidad será distinto a lo que fue y ha sido desde el inicio de la era cristiana.

Quizá se inició -imposible establecer una fecha precisa- en la inmediata posguerra, cuando Albert Camus preconizaba en sus textos de Combat el urgente cambio civilizatorio de Europa, si las naciones que la integran deseaban sacudirse las consecuencias del nazismo en sus culturas, su comportamiento, su manera de vivir. Y todavía florecen los centros de internamiento, pues no aciertan a cómo proceder con el incesante flujo migratorio.

El cambio civilizatorio se aceleró con la globalización, el libre comercio y la desaparición cibernética de las fronteras, debido a Internet, la comunicación instantánea, el tiempo real, el flujo incesante e indiscriminado de información y, por supuesto el e-comerce.

También tiene una participación fundamental el avance de la ciencia y la tecnología, los adelantos médicos, pero sobre todo la pandemia del COVID y la que se anuncia de la viruela del mono. Las enfermedades migran, como lo hacen los humanos.

Imposible olvidar lo que se anticipa como modificaciones al comportamiento humano con la IA, con el tránsito de la confrontación social a los odios internos en la sociedad, atizados en la lucha por el poder.

Ya nadie escribe a mano, el lenguaje se modifica de acuerdo a la exigencia del número de caracteres, además de diluirse o, de plano perderse el contacto entre seres humanos. Las video llamadas sustituyen a las conversaciones frente a frente, al abrazo, al estímulo significado en un apretón de manos.

Así como las olimpiadas de Berlín en 1936 sirvieron de escaparate al nacional socialismo para anunciar lo que traería sobre sus gobernados, en el destino de Europa y del mundo, los juegos de París, recién celebrados, fueron la vitrina para anunciar las modificaciones del comportamiento cultural, del tránsito hacia la civilización que hace de la integración un honor y un desafío.

Los conceptos de patria, sentido de pertenencia y unidad nacional dejan de tener sentido salvo para políticos como Donald Trump y los líderes de la 4T, para los soberanos de Rusia, Corea del Norte y China. Para ellos la soberanía está por encima del cambio civilizatorio.

Cuando decidieron sustituir el libro impreso por la Tablet para leer, se restringió el acceso a la cultura, pues no todo mundo tiene dinero para pagar el servicio de Internet ni puede comprar un dispositivo para leer, pero gracias a Dios las bibliotecas sobreviven.

Sobre lo anterior, el empeño de desaparecer el concepto de unidad nacional, de borrar el sentido de pertenencia, de deformar la idea de Patria y hacerla depender de un trasnochado concepto de soberanía, sin considerar que el presidente de la República se solaza en atizar el odio entre mexicanos. Adiós a lo dejado entre nosotros por Octavio Paz, Emilio Uranga, Salvador Reyes Nevares, Samuel Ramos, Leopoldo Zea y Jorge Portilla, entre otros.

Recuperamos, para conservar la razón y el entendimiento, las veinte lecciones de Timothy Snyder en Sobre la tiranía: “El error consiste en presuponer que los gobernantes que han accedido al poder a través de las instituciones no pueden modificar ni destruir esas instituciones -aunque eso sea exactamente lo que han anunciado que van a hacer”. Al diablo con las instituciones. ¿Recuerdan la frase y lo orondo del que la pronunció?

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